<<
VOLVER
Análisis de la
dinámica política, económica y social
de Asia-Pacífico
en sus relaciones con la Argentina.
Situación
estratégica y de seguridad en Asia Oriental
Jorge
Eduardo Malena
Actual situación estratégica
Tras el fin de la Guerra Fría -a principios de la década
en curso-, quedó sin efecto el marco estratégico que entre
1945 y 1992 había dominado el acontecer político mundial,
del cual el Asia Oriental (1) no se vio exceptuado
(recordemos que las dos principales confrontaciones de la
Guerra Fría, es decir las guerras de Corea y de Vietnam, tuvieron
lugar en esa región) (2). El panorama que se visualizaba
para el lustro 1992-1997 en la región, estaba caracterizado
por la incertidumbre sobre cómo el fin de la confrontación
Este-Oeste afectaría (3):
- Los conflictos subregionales y nacionales (pues la desvinculación
de dicha confrontación, reforzaría el carácter local de los
mismos (4));
- El devenir de los respectivos sistemas políticos (ante la
puja entre las fuerzas del continuismo y las del cambio (5));
y - La ascendente tendencia del desarrollo económico (6).
Hacia fines de 1998, la situación estratégica en la región,
más allá de la renombrada crisis financiera (7), presentaba
una serie de particularidades (8):
- La dispar evolución de los conflictos subregionales y nacionales
(ya sea pérdida de vigencia, como en los casos de las islas
Kuriles, Camboya, y Timor Oriental; o agudización, como en
los casos de las Coreas, los Archipiélagos del Mar del Sur
de la China, Mindanao y Myanmar).
- El fortalecimiento de los principales mecanismos multilaterales
existentes, tanto en materia económica (9) como en
materia de seguridad (10);
- El reposicionamiento de las principales potencias, a saber,
EE.UU. es el actor dominante (su capacidad naval y aérea en
la región no tiene paralelo, a la vez que es su principal
socio comercial), no obstante lo cual su poderío es cuestionado
(por su presencia militar, su rol de competidor económico
y su protagonismo político) (11). Rusia, no ejerce
el papel de desafiante de los EE.UU. que practicó la Unión
Soviética, si bien debido a su peso demográfico, extensión
territorial y posesión de sistemas de armas avanzados, su
existencia no puede ser ignorada (12). China es la
potencia emergente, apoyándose en el éxito de su reforma económica,
la desaparición de la amenaza soviética y la adquisición de
medios militares de proyección de poder (13). Japón
ha sufrido una considerable merma de su principal atributo
de poder, es decir su fortaleza económica, a lo que suma una
crónica inestabilidad política e indefinición sobre su rol
regional (14). Frente a la situación descripta, se
han planteado una serie de interrogantes (15):
- En primer lugar, si en la región (a diferencia del sistema
global) se ha conformado un sistema multipolar,
- En segundo lugar, si la crisis financiera regional ha dado
por tierra el pronóstico de que el venidero sería "el Siglo
del Pacífico",
- En tercer lugar, cuál será el papel de China,
- En cuarto lugar, si se mantendrá la falta de protagonismo
que caracteriza actualmente al Japón,
- En quinto lugar, el destino del conflicto en la Península
de Corea, y
- En sexto y último término, cuál será el rol de los EE.UU.
(actor que en los últimos 50 años ha contribuido con la estabilidad
política, la seguridad y el crecimiento económico regional).
Frente a este cuadro de situación estratégica
e interrogantes planteados, la región del Asia Oriental presenta
en la actualidad una serie de controversias,
que es importante identificar, pues en el futuro su evolución
tendrá una influencia directa en el mantenimiento
o la ruptura de la relativa estabilidad reinante.
Principales controversias en el Asia Oriental (16)
Las mismas son once, hallándose cuatro en desarrollo y otras
siete en estado latente. A su vez, estos once controversias
pueden ser subdivididas para el análisis según sean interestatales
o intraestatales. Asimismo, es dable mencionar que, si cualquiera
de estos dos tipos es motivado por una causa exógena, es decir
un motivo no estrictamente vinculado al devenir interno (por
ejemplo el fundamentalismo islámico o ser herencia de la confrontación
bipolar), estaríamos frente a una controversia de naturaleza
transnacional. Por lo tanto, las principales controversias
que tras el fin de la Guerra Fría se registran en Asia Oriental
son: Interestatales (17):
MAR DEL SUR DE LA CHINA (**): Entre China y parte de
los Estados miembro de la Asociación de Naciones del Sudeste
Asiático (ASEAN), por el control de islotes y arrecifes que
permiten reclamar la soberanía de las aguas circundantes.
Archipiélago SENKAKU/DIAOYUTAI: Entre JAPÓN y TAIWÁN por la
posesión del mismo (actualmente bajo control japonés).
Islas KURILES: Entre RUSIA y JAPÓN por la posesión de las
mismas (actualmente bajo control ruso).
Intraestatales: CAMBOYA: Entre el grupo monárquico, el grupo
provietnamita y los remanentes del KHMER ROUGE, por el control
del poder político.
MYANMAR (EX BIRMANIA) (**): Entre Junta Militar y oposición
civil, a lo que se agrega el accionar de grupos étnicos secesionistas.
Transnacionales: CHINA CONTINENTAL - ISLA DE TAIWÁN: Tensión
sostenida por la cuestión de su unificación-separatismo.
COREA DEL NORTE - COREA DEL SUR: Tensión sostenida por la
cuestión de su unificación.
MINDANAO (**): Entre Frente Moro de Liberación (islámico)
y Gobierno Central en MANILA (cristiano), por búsqueda de
secesión del primero.
CHINA: Entre grupos secesionistas del TIBET (budistas lamaístas)
y de XINJIANG (turcomanos islámicos) y el Gobierno Central
de BEIJING. No obstante la identificación realizada de las
principales controversias existentes, a los efectos de poder
abarcar más acabadamente la situación estratégica regional,
es dable tratar a continuación la carrera armamentista que
tuvo lugar en el Asia Oriental a partir del fin de la Guerra
Fría, como así también la incidencia que en la misma tuvo
la crisis financiera de 1997.
La carrera armamentista regional y la influencia de la crisis
financiera de 1997
Hacia principios de la década de 1990, se conjugaron dos
elementos para dar origen a un generalizado incremento de
los planes de adquisición de armamentos (18):
- El sostenido crecimiento económico (7-9% promedio durante
la década de 1980), y
- La conformación de un nuevo escenario estratégico tras el
fin de la Guerra Fría (caracterizado por un relativo vacío
de poder y el surgimiento de la República Popular China como
actor protagónico regional). Para hacer frente a los nuevos
desafíos en materia de seguridad, aprovechando la bonanza
económica en curso, la mayoría de los Estados del Sudeste
y del Nordeste Asiático se embarcaron en una suerte de "carrera
armamentista" (19). Dicho generalizado incremento de
los planes de compras, básicamente se hizo evidente en la
adquisición de medios para los componentes navales y aéreos
de las FF.AA. regionales. No obstante, la crisis financiera
de mediados de 1997 -que desde Tailandia se extendió hacia
toda el Asia Oriental e incluso fuera de la región-, asestó
un duro golpe tanto a los programas vigentes como a los planes
futuros de adquisición de medios. Al desplomarse las monedas
locales promediando un 25% frente al dólar, los respectivos
gobiernos se vieron obligados -entre otras medidas- a adoptar
políticas de austeridad y de restricción de la salida de capitales.
Tal disminución, por su parte, impactó en los presupuestos
de defensa, particularmente en las partidas destinadas a la
compra de armamentos.Las FF.AA. de Tailandia, Indonesia, Filipinas,
Malasia y Corea del Sur fueron las más afectadas y, en consecuencia,
debieron afrontar desde la suspensión directa de compras hasta
la postergación de las contrataciones de adquisición (20).
- En el caso de Tailandia, tuvo lugar la suspensión del programa
de vigilancia satelital y de la compra de dos submarinos,
como así también la postergación de la incorporación de ocho
cazas multipropósito FA-18 Hornet.
- En cuanto a Indonesia, más allá de los recortes presupuestarios,
debido a la devaluación de la rupia y la inflación registrada,
la disminución real de la partida para defensa alcanzó el
40%. En este país fue cancelada la compra a Rusia de doce
cazas multipropósito Sukhoi 30K y ocho helicópteros Mi 17.
Asimismo, fue pospuesta la incorporación de tres submarinos.
- Con respecto a Filipinas, en junio de 1998 las autoridades
decidieron postergar por dieciocho meses el "Programa de Modernización
para la Defensa". El mismo contemplaba la incorporación de
nuevos cazas en reemplazo de los existentes Northrop F-5;
cuarenta buques que incrementaran las capacidades de patrulla,
ataque y antiminado; helicópteros para misiones búsqueda y
rescate que renovaran los escuadrones de UH 1H Iroquois y
H76 existentes; y helicópteros Lynx embarcados.
- En Malasia, pese al anuncio de una disminución del 10% del
presupuesto militar, si se consideran la inflación y la devaluación
registradas, la caída real de la asignación para la defensa
fue del 22%. En este país fue suspendida la adquisición de
submarinos Tipo 209 turcos, de un centenar de helicópteros
de ataque y transporte, y de un C-130 Awacs; a la vez que
se postergó la contratación de Gec-Marconi para integrar los
sistemas de superficie (terrestre y marítima) para la defensa
aérea.
- Finalmente, en Corea del Sur, si bien la crisis financiera
no afectó al país con la dureza registrada en los nombrados
Estados del Sudeste Asiático, el presupuesto de defensa se
vio disminuido en un 10% en términos reales. Las autoridades
debieron suspender el proyecto para coproducir con EE.UU.
ciento sesenta F-16 y cien UH-60 Black Hawk; y postergar la
producción de seis destructores de 4.000 tns. y el reemplazo
de doscientos cincuenta F-5. A pesar de este panorama adverso,
las autoridades de la mayoría de los países del Asia Oriental
afectados por la crisis han afirmado que el adiestramiento,
el mantenimiento, las maniobras programadas y las actividades
operacionales esenciales de sus FF.AA., no se verían comprometidos.
Por su parte, la República Popular China parecería mayormente
no haber padecido la crisis ni sufrido sus consecuencias.
Sólo sus exportaciones a la región se vieron levemente reducidas,
puesto que el "yuan" no fue devaluado ni su presupuesto militar
reducido (21). En consecuencia, los principales afectados
por la crisis financiera de mediados de 1997 han sido los
miembros de ASEAN, Estados que desde el fin de la Guerra Fría
se han visto mayormente preocupados por el protagonismo regional
asumido por China. Si bien el proceso de adquisiciones iniciado
a principios de la década de 1990 ha sido definido por los
respectivos Gobiernos como desarrollo de "planes de modernización"
y no como "carrera armamentista", la crisis financiera habría
provocado a los actores considerados los siguientes perjuicios
(22):
- Sostenimiento de la brecha que los países del Sudeste Asiático
-tomados en su conjunto- perciben frente al "coloso chino",
- Disminución de la relativa autonomía que Corea del Sur contaba
respecto de los EE.UU. para ejercer la disuasión frente a
Norcorea, y
- Atenuación de los avances registrados en el último lustro
en materia de lucha contra la piratería. Por último, cabe
destacar que, a pesar de los recortes implementados, el estado
de alistamiento de las respectivas FF.AA. no comprometería
la capacidad de las mismas, por lo que no sería dable esperar
que la defensa de los intereses nacionales de aquellos países
se vean perjudicados.
La relación sino-estadounidense en la posguerra fría
Desde el fin de la Guerra Fría, el gobierno de Washington
se ha debatido entre la implementación frente a China
de una política de "contención", de "ilustración", o de "compromiso".
Ello en virtud de considerar que, tras el colapso
de la Unión Soviética, el vacío de poder resultante sería
llenado por una China poco dispuesta a aceptar las normas
de la comunidad internacional (23). Por su parte, el
gobierno de Beijing considera que los EE.UU., con la intención
de asegurarse la supremacía alcanzada luego del desmembramiento
de la URSS, intenta detener la tendencia ascendente de su
crecimiento económico, como así también corroer las bases
de la sociedad china y del poder del Partido Comunista (24).
Esta tensión llevó al planteo de la constitución de una nueva
Guerra Fría, esta vez centrada
en el Asia Oriental. Luego de producirse diversos altibajos
en la relación bilateral entre 1992 y 1997 (25), una
vez realizada una reunión cumbre entre Bill Clinton y Jiang
Zemin en junio de 1998, parecería que ambas partes habrían
decidido priorizar las cuestiones externas que los afectan
por igual (26), por sobre los temas que los distancian
(27). La fórmula propuesta para definir el nuevo vínculo
sino-estadounidense es "asociación estratégica", lo que significaría
la puesta en marcha de un compromiso "comprehensivo y constructivo"
entre ambas naciones (28). Si bien esta nueva etapa
aparentemente aseguraría la disipación de una nueva Guerra
Fría en el Asia Oriental, el acercamiento entre EE.UU. y China
no ha dejado de producir considerable preocupación en la región.
Algunos de las preguntas que se han planteado son: ¿Washington
se alejará de Tokio?, ¿Taiwán ha quedado librado a su suerte?,
¿los aliados del Sudeste Asiático ya no cuentan más para la
Casa Blanca?. En consecuencia, ante el "abrazo entre gigantes"
que se ha producido, lo que se pone en duda es el grado de
compromiso que los EE.UU. mantendrá en la región. Tal grado
de compromiso definirá el mantenimiento del equilibrio entre
los actores del sistema internacional del Asia Oriental, puesto
que un cada vez menor protagonismo de los EE.UU. abriría el
camino para que China evolucione de ser un actor protagónico
a ser un actor hegemónico (29). No obstante, además
de reconocer los puntos fuertes de China (éxito de la política
de reforma y apertura, estabilidad política en la era post-Deng,
y modernización militar), no se pueden olvidar sus puntos
débiles (30):
- La reestructuración del sector público de la economía,
- La creciente desocupación,
- La pérdida de legitimidad del Partido Comunista Chino (ante
la erosión del Marxismo-Leninismo luego de 20 años de política
de reforma y apertura),
- La tensión entre el Gobierno Central y las provincias costeras
por los recursos fiscales, y
- El creciente nacionalismo en Tibet y Xinjiang. Asimismo,
China, más allá de aspirar a recuperar su tradicional protagonismo
en el Asia Oriental, enfrenta una serie de demandas internas,
que pueden resumirse en la provisión de alimento, vestido,
vivienda y educación a su población de 1.200 millones de personas
(31).
Prospectiva resultante (32)
En líneas generales, la evolución de los conflictos mencionados,
dependerá principalmente de tres elementos:
- Primero, el grado en que los mismos guardarán relación con
la tendencias hacia la cooperación evidenciada en APEC y ASEAN;
- Segundo, la influencia que tendrá sobre los mismos esta
suerte de "nueva Guerra Fría" entre los EE.UU. y China; y
- Tercero, la propia dinámica del conflicto, en particular
la voluntad de los decisores, habida cuenta que no es el Estado
"per se" el que actúa en política, sino dirigentes de carne
y hueso. Por lo tanto, a pesar de la generalizada incertidumbre
sobre las características del sistema internacional surgido
luego de la culminación de la Guerra Fría,
en el Asia Oriental podría observarse la persistencia de:
- Un conflicto interestatal (el del Mar del Sur de la China);
- Un conflicto intraestatal (el de Myanmar); y
- Tres o cuatro conflictos de naturaleza transnacional (éstos
en China -ya sea por Taiwán o Xinjiang-, en la Península Coreana,
o en el Sudeste Asiático -en Mindanao-). Desde el punto de
vista de la adquisición de armamentos y su impacto en la seguridad
regional, debido a los tiempos del proceso de modernización
militar chino, las demandas sociales en ese Estado y la posible
recuperación de las economías regionales en el corto plazo,
en los próximos años
el escenario estratégico vigente no se vería mayormente modificado.
Por lo tanto, se visualiza un reparto del poder
(y por lo tanto del protagonismo) entre China y su contrapeso,
los EE.UU.
China mantendría una relativa preeminencia, sin que ello implique
su conversión en actor hegemónico. Los demás actores, es decir
las restantes naciones del Nordeste y Sudeste asiáticos, van
a estar inmersas en un proceso de reconstrucción de sus economías,
fortalecimiento de sus sistemas políticos y apertura socio-cultural,
lo cual los alejará del camino hacia un mayor protagonismo
en el sistema internacional regional.
Notas
(1) El Asia Oriental es aquella
región compuesta por dos subregiones: el Sudeste Asiático
y el Nordeste Asiático. La primera comprendería Myanmar (ex-Birmania),
Tailandia, Malasia, Singapur, Laos, Camboya, Vietnam, Indonesia,
Brunei y Filipinas; mientras que la segunda la Federación
Rusa (o al menos su Siberia Oriental), Mongolia, ambas Coreas,
Japón, y la Gran China (la República Popular China, Hong Kong,
Macao y Taiwán).
(2) Thompson, Roger C. The Pacific Basin Since 1945: A History
of Foreign Relations of the Asian, Australasian and American
Rim States and the Pacific Islands (London: Longman, 1995),
pp. 4-258.
(3) Yahuda, Michael The International Politics of the Asia-Pacific,
1945-1995 (London: Routledge, 1997), pp. 255-289. (4) Casos
de Corea y Taiwán. Ver Donald G. Mc Cloud, "Regional Politics:
Fragmentation and Cooperation", en Mc Cloud, Donald G. (ed.)
Southeast Asia: Tradition and Modernity in the Contemporary
World (Boulder: Westview, 1995), pp. 291-314.
(5) Casos de Japón, ambas Coreas, Rep. Pop. China, Taiwán,
Malasia, Singapur e Indonesia, países en los que la Guerra
Fría permitió a las respectivas clases dirigentes el afianzamiento
en el poder. Ver William A. Callahan, "Challenging the Political
Order: Social Movements", en Maidment, Richard, David Goldblatt
y Jeremy Mitchell (eds.) Governance in the Asia-Pacific (London:
Routledge, 1998), pp. 150-171.
(6) Atento a que en gran medida el progreso de estos pueblos
fue promovido por los EE.UU., resultado de su interés estratégico
de vencer en la Guerra Fría. Ver Paul Lubeck, "Winners and
Losers in the Asia-Pacific", en Thompson, Grahame Economic
Dynamism in the Asia-Pacific (London: Routledge, 1998), pp.
276-302.
(7) Que más que "crisis" y "financiera", por su prolongación
en el tiempo, su alcance económico, político y social, y su
dimensión extrarregional, debería ser reconocida como la realidad
socio-política y económica regional de fin de siglo. (8) Según
Barry Buzan, "The Asia Pacific: What Sort of Region in What
Sort of World? en Mc. Grew, Anthony y Christopher Brook (eds.)
Asia Pacific in the New World Order (London: Routledge, 1998),
pp. 68-87.
(9) Puesto que el Consejo para la Cooperación Económica en
el Asia Pacífico -APEC- (según su nombre en inglés, Asia Pacific
Economic Cooperation Council) en 1995 instó a sus miembros
a establecer un área de libre comercio para el 2010. APEC
fue creado en 1989, y reúne a China, Taiwán, Hong Kong, Japón,
Corea del Sur, Rusia, Tailandia, Malasia, Singapur, Indonesia,
Brunei, Filipinas, Vietnam, Australia, Nueva Zelandia, Papúa-Nueva
Guinea, Canadá, EE.UU., México, Perú y Chile.
(10) La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático -ASEAN-
(creada en 1967 y formada originariamente por Tailandia, Malasia,
Singapur, Indonesia, Brunei y Filipinas, en 1995 incorporó
a Vietnam y en 1997 ingresaron Myanmar y Laos, habiéndose
producido el ingreso de Camboya a fines de abril de 1999),
en 1993 estableció el Foro Regional de ASEAN, que no sólo
reúne a los miembros de la asociación, sino también a "socios
en el diálogo" extrarregionales (siendo éstos Rusia, Japón,
Corea del Sur, China, Australia, Nueva Zelandia, Canadá, EE.UU.
y la Unión Europea).
(11) Sobre este actor en particular, se recomienda Frank Gibney
"Pacific Ties: The United States of America and An Emerging
'Pacific Community'?" en Mc Grew, Anthony y Christopher Brook
(eds.), op. cit., pp. 12-34; y Yahuda, Michael, op. cit.,
pp. 109-157.
(12) Para ampliar sobre el rol de Rusia en la región, Douglas
A. Borer, "The New Eurasian State: Russia, the Forgotten Pacific
Player", en Berger, Mark. T. y Douglas A. Borer (eds.) The
Rise of East Asia: Critical Visions of the Pacific Century
(London: Routledge, 1997), pp. 106-123; y Yahuda, Michael,
op. cit., pp. 158-185.
(13) Entre otros, cazabombarderos Su 27, submarinos clase
Kilo, un portaaviones ucraniano (el Varyag), como así también
la conformación de "Grupos de Ejército" y "Fuerzas de Reacción
Rápida". Sobre China, se recomienda Martin Farrel, "Global
Power or East Asian Tinderbox?: China in the post-Deng, post-Cold
War Era"en Berger, Mark. T. y Douglas A. Borer (eds.), op.
cit., pp. 61-81; y Yahuda, Michael, op. cit., pp. 186-228.
(14) Ver Haruhiro Fukui y Shigeko Fukai "The End of the Miracle:
Japanese Politics in the post-Cold war Era", en Berger, Mark
T. y Douglas A. Borer, op. cit., pp. 37-60; y Yahuda, Michael,
op. cit., pp. 229-254.
(15) Sobre dicha "incertidumbre", se recomiendan: Mark T.
Berger, "The Coming of the Pacific Century: the Cold War and
After in the Asia-Pacific", en Berger, Mark T. y Douglas A.
Borer (eds.), op. cit., pp. 288-301; Colin Mackerras, "From
Imperialism to the End of the Cold War", en Mc Grew, Anthony
y Christopher Brook (eds.), op. cit., pp. 35-56; y Gerald
Segal, "The Asia-Pacific: What Kind of Challenge?", en Mc.
Grew, Anthony y Christopher Brook (eds.), op. cit., pp. 316-330.
(16) Ver Joon Num Mak, "The Asia Security Order", en Mc Grew,
Anthony y Christopher Brook (eds.), op. cit., pp. 88-120;
Robert A. Manning, "Security in East Asia", en Carpenter,
William M. y David G. Wiencek (eds.) Asian Security Handbook:
An Assessment of Political-Security Issues in the Asia-Pacific
Region (Armonk: M.E. Sharpe, 1997), pp. 21-31; y Thompson,
Roger C., op. cit., pp. 218-258.
(17) Los conflictos marcados con doble asterisco se encuentran
en desarrollo; el resto se halla en estado latente.
(18) Se recomienda Nikki Baker, "Restructuring Foreign and
Defense Policy: Uncertainty and the Asia-Pacific Middle Powers",
en Mc Grew, Anthony y Christopher Brook (eds.), op. cit.,
pp. 189-208.
(19) Ver Huxley, Tim y Susan Willett Arming East Asia - Adelphi
Paper 329 (London: The International Institute for Strategic
Studies, 1999), pp. 15-22.
(20) Ibid., pp. 65-78.
(21) Se recomienda James Lilley y Richard Solomon, "Strategic
Perspectives", en Binnendijk, Hans y Ronald N. Montaperto,
Strategic Trends in China (Washington DC: The Institute for
National Strategic Studies - National Defense University,
1998), pp. 47-58.
(22) Huxley, Tim y Susan Willett, op. cit., pp. 79-81.
(23) Cossa, Ralph A., The Major Powers in Northeast Asian
Security - Mc Nair Paper 51 (Washington DC: The Institute
for National Strategic Studies - National Defense University,
1997), pp. 13-44.
(24) Política definida por Beijing como de "evolución pacífica".
(25) Mantenimiento de las sanciones impuestas luego de la
masacre en la plaza Tian Anmen, vinculación de la concesión
del status de Nación Más Favorecida a los avances en materia
de DD.HH., otorgamiento de un permiso al jefe de gobierno
de Taiwán para visitar los EE.UU., envío de dos portaaviones
al Estrecho de Taiwán ante las maniobras de las FF.AA. chinas
frente a la isla de Formosa, etc..
(26) Proliferación nuclear horizontal, asimetría comercial,
inestabilidad política regional, etc..
(27) DD.HH., prácticas desleales de comercio, relaciones con
Taiwán, ventas de armamentos, etc..
(28) Ver Chas. W. Freeman, Jr., "An Interest-Based China Policy",
en Binnendijk, Hans y Ronald N. Montaperto (eds.), op. cit.,
pp. 123-126.
(29) Por lo poco que se conoce sobre las declaraciones públicas
de la dirigencia de Beijing en la materia, la constitución
de una "Gran China" estaría dada por la reunión de Hong Kong
(julio de 1997), Macao (diciembre de 1999) y Taiwán con la
Rep. Popular China, mientras que la conversión del Mar del
Sur de la China en "un lago chino" se produciría mediante
la consolidación de la presencia de ese país en los archipiélagos
de las Paracels y las Spratlys.
(30) Nicholas Lardy y Kevin Nealer, "China's Economic Prospects"
y Harry Harding y Doug Paal, "The Political System", ambos
en Binnendijk, Hans y Ronald N. Montaperto (eds.), op. cit.,
pp. 33-40 y 41-46 respectivamente.
(31) Siendo dable también recordar las demandas en materia
de libertad de culto, participación política, etc..
(32) Se recomiendan Mark T. Berger, "The Coming of the Pacific
Century: The Cold War and After in the Asia Pacific", en Berger,
Mark T. y Douglas A. Borer, op. cit., pp. 288-301; y William
M. Carpenter y David G. Wiencek, "Conclusions on Regional
Security", en Carpenter, William M. y David G. Wiencek (eds.),
op. cit., pp. 259-268.
|