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Notas
de la Economía Real.
Nº 1, diciembre de 1996
Cuando el crecimiento es un problema: El caso
chino
Introducción
Si existe un país destacado en lo que a crecimiento se refiere,
ese país es la República Popular China. Al contrario de lo
ocurrido con los países de Europa del Este, la reforma no
revistió características tan traumáticas. Su producto registra
en los últimos años las más altas tasas
de crecimiento, su comercio exterior posee una gravitación
cada vez mayor en el intercambio mundial y cuenta con una
sorprendente capacidad para atraer inversiones extranjeras.
Además
de su particular estructura político-económica y del proceso
de reformas encarado, el caso chino pone de manifiesto el
surgimiento de obstáculos a la economía cuando el crecimiento
se acelera, características todas que lo convierten en un
caso digno de análisis.
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El comienzo de la reforma:
la agricultura
A mediados de los años 60, la economía empezó a dar muestras
de estancamiento lo que fue suficiente para que, junto con
la pérdida de prestigio simultánea del partido y de la burocracia
central, comenzara a verificarse una descentralización de
hecho en favor de las provincias.
La tímida implementación del sistema privado de producción
a nivel de granja, seguida de la introducción de precios de
mercado para la mayoría de los productos del sector, contribuyeron
a explicar por qué entre 1978 y 1984 el sector agropecuario
creció a una tasa del 6.1%, contribuyendo con una proporción
que oscila entre el 40% y el 60% al crecimiento del PBI.
La posibilidad latente de un conflicto armado, que sólo comenzó
a disiparse en la segunda mitad de los 70, justificó que en
los primeros años la reforma se centrara en el sector primario,
aunque en materia de infraestructura e industria se encontraban
dadas las condiciones iniciales para una rápida propagación.
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El empuje de la industria
La irrupción de una clase propietaria, encarnada en la figura
de los productores rurales, junto con el deseo de estos de
diversificar su producción, dieron lugar a la gestación de
una industria liviana que de a poco comienza a tener una gravitación
creciente. En 1984, el valor de la producción no agropecuaria
de las zonas rurales supera a la agropecuaria. La participación
de la industria en el PBI comienza a aumentar y el sector
se ve beneficiado por una reforma financiera que facilitó
la obtención de fondos para inversión. Esto dio lugar a su
vez a una fuerte puja entre las provincias para lograr una
rápida industrialización. La agricultura comienza a perder
participación en el PBI en favor de la industria y los servicios.
En el período 1984-88 la tasa de crecimiento promedio de la
economía se ubica en el 11.6%, muy por encima del 7.7% del
período 1979-83. Por su parte, entre 1985 y 1988 la inversión
no bajó del 38% del PBI generando las primeras presiones y
poniendo en duda la factibilidad de crecer a tasas tan elevadas.
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Del rápido crecimiento a los cuellos
de botella
La estructura de la economía china y las características particulares
de su organización,
se encontraban lejos de contar con los medios adecuados para
corregir una situación como
la descripta. Más aún potenciaban el agravamiento de una escenario
tan problemático. El Banco Popular de China, cumplía funciones
precarias de banco central y comercial simultáneamente.
La reforma de 1984 había dado lugar a la aparición de instituciones
financieras que
se encontraban libres de toda supervisión. La existencia de
tasas controladas, la mayoría
de las veces negativas y de un mercado de crédito interbancario
con tasas libres, comenzó
a generar fuertes distorsiones en el mercado de crédito. En
el intento de gozar de una mayor autonomía las provincias
fomentaron una rápida industrialización que nada tenía que
ver con criterios de especialización regional. Además, tenían
un fuerte control sobre la recaudación
de tributos otorgando subsidios
y exenciones impositivas de manera tal que el poder central
comenzó a recibir una menor proporción de la recaudación tributaria.
Ello dio origen a que sus necesidades de financiamiento se
vieran cubiertas con emisión monetaria. Determinados bienes
básicos como el acero,
el carbón, la madera y el cemento eran producidos por empresas
estatales a precios controlados
y asignados por el poder central mientras que los productos
agropecuarios se negociaban libremente. La considerable expansión
monetaria profundizó la distorsión de precios relativos, generando
una fuerte caída de los salarios urbanos (industriales). A
fin de evitar el descontento, estos se incrementaron un 25%
y las bonificaciones aún más. La construcción no residencial,
que era un componente elevado de la inversión, incrementó
notablemente sus precios. La tasa de inflación, medida por
los precios al consumidor de las zonas urbanas, pasó del 2.7%
anual en 1984 al 20.7% en 1988. Los precios mayoristas del
0.3% al 28.7% en el mismo período. Si bien en 1984 la liberalización
del comercio exterior dio lugar a un saldo negativo de la
balanza comercial, determinando un déficit de U$S 1271 millones,
el fuerte empuje de la demanda agregada impidió toda corrección.
Mientras que las exportaciones pasaron de U$S 26139 millones
en 1984 a U$S 52538 millones en 1989, las importaciones lo
hicieron de U$S 27410 millones a U$S 59410 millones en el
mismo lapso. La continuidad de las presiones inflacionarias
y el saldo negativo del comercio exterior motivaron que las
autoridades provocaran una desaceleración del ritmo de crecimiento
de la economía.
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Un nuevo ciclo de "stop and go"
Las medidas destinadas a enfriar la economía consistieron
en un mayor control sobre el crédito,
el desaliento de las importaciones (inflación es exceso de
gasto y este exceso disminuía los saldos exportables dando
lugar al desequilibrio) y dotar a la oferta de un mayor grado
de flexibilidad para satisfacer incrementos súbitos de la
demanda. En principio tuvieron éxito. En 1989 el crecimiento
del PBI fue de sólo 4.3% y en 1990 de 3.9%. Simultáneamente,
la tasa de inflación pasó del 16.3% al 1.3% en los mismos
años y el balance comercial fue superavitario en 1990 y 1991
en U$S 8.746 millones y U$S 8.052 millones respectivamente.
Concepto |
1989 |
1990 |
1991 |
1992 |
1993 |
1994 |
1995 |
Crec. PBI, en % |
4.3 |
3.9 |
8.0 |
13.2 |
13.8 |
11.9 |
10.2 |
IPC
(1) |
16.3 |
1.3 |
5.1 |
8.6
|
16.1 |
25.0 |
16.9
|
(1) IPC, Precios al Consumidor en zonas urbanas salvo para
1995 donde se consideraron los precios minoristas. Sin embargo,
en 1991 comenzaron a surgir nuevamente presiones. Las empresas
estatales llegaban a 99.000 en 1988, representando aproximadamente
el 66% del PBI industrial.
El endurecimiento de las condiciones crediticias había provocado
severas restricciones en estas empresas. Disminución del capital
de trabajo, alteraciones en los programas de inversiones
y considerables atrasos en los pagos. La expansión crediticia
comenzó a cobrar fuerzas nuevamente a través de la banca oficial
de desarrollo que pasó a operar con spreads negativos
y un empeoramiento considerable en la calidad de su cartera
crediticia.
Los ingresos presupuestarios que en 1983 llegaban a 25 puntos
del PBI cayeron en 1993 por debajo de los 20 puntos. El déficit
presupuestario, de sólo el 0.3% del PBI en 1978, año de inicio
de las reformas, se ubicó en el mismo año en 2.3%. Pero el
consolidado que incluía al sector público financiero se incrementó
hasta alcanzar el 12.7%. Entre 1991 y 1994, la tasa promedio
anual de crecimiento de la economía fue del 11.7% en tanto
que la inflación se disparó del 5.1%
en 1991 al 25% en 1994. Las importaciones comenzaron a crecer
por encima de las exportaciones entre 1991 y 1992 disminuyendo
el saldo de la balanza comercial en un 50%.
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Un nuevo intento de corrección: se
profundiza la reforma
En 1994 y 1995 las medidas se orientaron a reducir la inflación
y a alcanzar tasas de crecimiento más sostenibles en el tiempo.
El enfoque adoptado consistió en imponer restricciones cuantitativas
a la inversión, un manejo más cauteloso por parte del BPC,
incrementos en las tasas de interés administradas a fin de
hacerlas positivas y controles de precios y subsidios en aquellos
productos considerados básicos. El déficit agregado del sector
público se redujo en 1994 a 9.9 puntos del PBI y en 1995 a
8.7 puntos frente a 12.7 puntos de 1993. El sistema bancario
disminuyó su participación como fuente de financiamiento de
las empresas públicas, llegando el PBC
a recuperar créditos equivalentes al 2.7% del PBI en 1994
y al 3.4% en 1995. La tasa de inflación que había registrado
un pico en 1994 con el 25% descendió al 16.9% en 1995 mientras
que
el crecimiento del PBI pasó del 11.9% al 10.2% en dichos años.
La desaceleración de la tasa
de inflación se vio favorecida por la composición del gasto
agregado.
Los retrocesos de la inversión y de las exportaciones se vieron
acompañados por aumentos
en el consumo y las importaciones. Desde la óptica sectorial,
tanto la industria pesada como
el sector manufacturero registraron crecimientos más moderados.
Como consecuencia
de la política de ajuste, la balanza comercial pasó de un
saldo negativo de U$S 12.118 millones
en 1993 a registrar superávits de U$S 5.366 millones en 1994
y U$S 19.684 millones en 1995, año en el que las exportaciones
alcanzaron un récord de U$S 148.797 millones.
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Conclusión
A pesar de contar con la gran ventaja de poder estabilizar
la economía con el sacrificio de una pequeña dosis de crecimiento,
ello no implica necesariamente que la economía china no vuelva
a enfrentar dificultades en lo inmediato. Sólo podrá evitarlas
en la medida que profundice su transformación. De todas maneras,
las proyecciones para el corto plazo son favorables. En 1996
el crecimiento del PBI llegaría al 9%. Igual variación sufrirían
los precios al consumidor. El déficit de presupuesto alcanzaría
en este año al 1.6% del PBI, para reducirse a 0.9% en 1997
y pese a que se prevé un déficit en la cuenta corriente del
balance de pagos del 1.2% del PBI que se ampliaría a 1.5%
en 1997, ello no representaría dificultad alguna para el sector
externo debido al elevado nivel de las inversiones extranjeras
directas. Sólo en 1995 totalizaron U$S 38.000 millones.
Desde la óptica argentina, y salvando los atractivos especiales
que por mercado interno
y localización posee el país asiático, cobran especial relevancia
las reformas estructurales de una economía, más allá de su
estructura política, como condicionantes prioritarios para
la captación de inversiones, sin las cuales el crecimiento
no es más que una expresión de deseos.
Bibliografía
China, Macroeconomic Stability and Industrial Growth under
Decentralized Socialism,The World Bank, 1990; China, Macroeconomic
Stability in a Decentralized Economy, The World Bank, 1995;
The Chinese Economy, Fighting Inflation, Deepening Reforms,
The World Bank, 1996; China: reforma económica, política comercial
y las relaciones con Argentina, Secretaría de Programación
Económica, Octubre de 1993; China´s GDP in U$S Dollars Based
on Purchasing Power Parity, Ren Rouen y Chen Kai, Policy Research
Working Paper 1415, The World Bank, January 1995; How poor
is China?, The Economist, Octubre 12, 1996; International
Financial Statistics Yearbook, 1996, International Monetary
Fund; World Economic Outlook, October 1996, International
Monetary Fund.
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