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Notas
de la Economía Real.
Nº
8, octubre de 1998
China y el comercio internacional: ¿Peligro
supremo o mercado superlativo?
Primera parte. Introducción.
Entre
los efectos potencialmente más agudos mencionados como derivados
de la crisis originada en Asia, se cuenta habitualmente un
complejo de consecuencias que podemos describir genéricamente
como "el factor China". Este incluye 1. La posibilidad de
una devaluación del yuan, la moneda china, sus efectos directos
sobre la competitividad de las exportaciones, y los indirectos,
como desencadenante de rondas de devaluaciones adicionales
en la región y el debilitamiento del sistema de caja de conversión
en Hong Kong, lo que a su vez podría amenazar a monedas vinculadas
al dólar estadounidense bajo sistemas similares, 2. La llamada
"invasión" de productos chinos altamente competitivos sobre
la base de la abundancia y reducido costo de mano de obra,
exacerbada ante la necesidad de desviar el comercio que la
propia región asiática absorbía antes de la crisis, y en especial
la posibilidad de recurrir - en remplazo o complementariamente
a una devaluación - a mecanismos de subsidios generalizados
a las exportaciones en el marco de una economía caracterizada
como de "planificación centralizada" 3. El resurgimiento de
las tensiones comerciales con los Estados Unidos, que podría
dar nuevos ímpetus a presiones proteccionistas en la primer
economía del mundo apenas el actual ciclo expansivo parezca
declinar. En esta nota se intenta poner en perspectiva ese
escenario, el peso de la economía china en el contexto de
la producción y el comercio mundiales y en especial respecto
a la América Latina y la Argentina. Se examinan algunos aspectos
de la política comercial que preocupan especialmente a ciertas
economías de nuestra región con el propósito de determinar
sus reales alcances. Finalmente se efectúan algunas observaciones
acerca de los intercambios bilaterales y la situación en materia
de inversiones.
China en la economía y el comercio
mundiales.
La República Popular China ha venido logrando en los últimos
veinte años(1) -1978-1997-, tasas de crecimiento de su PBI
de alrededor del 8% promedio anual, situándose entre las economías
de más rápido crecimiento en ese período. Si se deducen errores
de cómputo de producción habitualmente observados, la tasa
de crecimiento sigue siendo importante, por arriba del 6,5%.
Pese al continuo crecimiento de la población, el PBI real
per capita aumentó 275% en esas dos décadas. Este crecimiento
ha situado a la economía china entre las primeras del mundo
por su tamaño. Medido por tipo de cambio, el producto total
estimado para 1997 es de 910 mil millones de dólares, lo cual
coloca a China en el grupo de las siete primeras economías.
En cambio el PBI per capita medido de ese modo es de sólo
720 us$ lo cual mantendría a China entre las economías relativamente
más pobres. Baste indicar que en ese nivel de ingreso por
habitante se encuentran países como el Congo, Egipto y Bolivia.
Medido el producto por la paridad del poder adquisitivo -PPA-,
China pasa a ser la segunda economía del mundo con un ingreso
per cápita de us$ 3200, equivalente al de países "de ingresos
medianos altos" para el Banco Mundial. En cualquier caso,
estas cifras ocultan enormes diferencias entre distintas categorías
de ingresos, sobre todo entre la población rural - el 80%
- y la urbana, y entre la costa y el resto del país. El Banco
Mundial estima que 350 millones de personas viven todavía
por debajo del nivel de pobreza (1 us$ por día). La productividad
del trabajo sigue estando entre las más bajas del mundo, es
sólo un poco mayor que la de la India y sólo el 10% de la
de los Estados Unidos. Los historiadores económicos estiman
que la economía china fue la mayor del mundo hasta fines del
siglo XIX. Si como se espera, la dirección actual y la dinámica
de las reformas emprendidas desde hace ya dos décadas se mantiene,
el producto chino podría estar superando al de los Estados
Unidos en la década del 2.020. Pero incluso así, su ingreso
per capita seguiría siendo el de un país en desarrollo de
ingresos medianos. En términos relativos, la economía china
representa el 3% del producto mundial, pero más del 10% en
términos de la PPA. Medido de esa manera, la contribución
de China al crecimiento global anual es del 12%, que puede
compararse con el 25 % con que contribuye la economía de los
Estados Unidos, el 9% de la japonesa, o el 3% de Brasil. La
internacionalización de la economía ha sido notable, ya que
la relación comercio/PBI pasó del 10% en 1978 al 36% en 1997.
La creciente interdependencia de China con los sistemas internacionales
de comercio e inversiones es quizás uno de los más destacables
fenómenos en el reciente desarrollo del país. China ocupa
el décimo lugar como exportador mundial. Sin embargo, participa
con sólo el 3,3% de las exportaciones mundiales. Si se incluyen
las reexportaciones a través de Hong Kong, China pasaría a
ocupar en cambio el sexto puesto como exportador mundial,
con un 4,6% de las exportaciones mundiales. Ocupa el puesto
número 12 entre los importadores, con el 2,5% de las importaciones
mundiales aunque nuevamente si se toman en cuenta las operaciones
a través de Hong Kong, debería ascender al sexto puesto, con
4,3% de las importaciones globales. El análisis general no
da cuenta empero, de la importancia de China en el intercambio
en sectores particulares: Cuadro 1. Participación de las exportaciones
chinas en el comercio mundial de sectores seleccionados (1996)
Sector Participación % Textiles 8,1 Prendas de vestir 15,3
Químicos 1,9 Máquinas de oficina y equipos de telecomunicaciones
2,7 Productos alimenticios 2,7 Fuente: OMC, 1997 Desde 1992
China ha sido el mayor receptor de inversión extranjera directa
entre las economías en desarrollo, alcanzando los us$ 45.000
millones de flujo de IED en 1997. Las empresas con participación
extranjera han venido incrementando su participación en el
comercio exterior de China, desde menos del 1 por ciento en
1982 hasta casi el 50% en 1997. Paralelamente las empresas
no estatales han dominado el comercio internacional de China,
generando dos tercios del crecimiento de las exportaciones
durante el período de las reformas. Pero en el caso de la
inversión extranjera su efecto positivo sobre la balanza de
pagos se ha debido más a los ingresos sostenidos de flujos
entrantes que a la conducta exportadora. El efecto neto sobre
el comercio de las actividades de firmas transnacionales ha
sido generalmente negativo. Según el World Investment Report,
de la desagregación del comercio entre 1994 y 1996 entre comercio
de procesamiento y no procesamiento de insumos extranjeros
surgen amplios déficit, que promedian los 22,5 miles de millones
de dólares anuales para el comercio "no procesador" por parte
de empresas con capital extranjero, de los cuales una parte
sustancial obedece a importaciones de bienes de capital. En
cambio, el comercio de procesamiento registró un superávit
neto, que alcanzaba a casi 12 mil millones de dólares en 1996.
En la práctica entonces, China opera bajo una economía dual
que consiste en:
· Un sector altamente eficiente, internacionalmente competitivo,
orientado a la exportación, mayoritariamente no estatal y
financiado con inversión extranjera, y
· Un sector principalmente de propiedad estatal, mucho menos
eficiente, protegido y orientado hacia el mercado interno.
El sector exportador ha crecido rápidamente en respuesta a
la descentralización del comercio y las reformas del sistema
de precios y de tratamiento cambiario, pero todavía bajo un
contexto de altas barreras a la importación ha requerido de
medidas especiales para superar el sesgo inherentemente antiexportador
del régimen comercial.
Debido a las amplias excepciones a las tarifas arancelarias
publicadas y a un sistema de draw back relativamente bien
administrado y disponible para todos los exportadores que
usan insumos importados, los exportadores se han multiplicado
a pesar del contexto altamente protectivo.
Los contratos de procesamiento para exportación utilizando
materiales importados, facilitan las exportaciones. Tales
contratos se aplican usualmente a trading companies o empresas
con capital extranjero que importan bienes semiterminados,
los procesan localmente y los exportan.
El comercio de procesamiento representa más del 50% de las
exportaciones y aproximadamente el 45% de las importaciones.
En contraste, las empresas no estatales domésticas y las estatales
operan bajo menos incentivos. La mayor desventaja que deben
enfrentar las empresas domésticas de menor tamaño es su carencia
de facultades para comerciar por cuenta propia.
No obstante, muchas empresas locales han podido acceder a
los incentivos a la exportación formando joint ventures con
socios extranjeros, estableciendo plantas en las zonas económicas
especiales e invirtiendo fondos en China vía Hong Kong, disimulándolos
así como inversión extranjera.
El comercio no basado en actividades de tipo procesamiento,
conocido en China como "comercio ordinario", representa una
fracción relativamente pequeña del comercio total. Muchas
exportaciones argentinas a granel o de grandes volúmenes forman
parte de este comercio ordinario y dirigido en una proporción
mayoritaria directamente a las corporaciones de comercio exterior
operadas por el Gobierno central. Sobre la base de las tarifas
y regulaciones publicadas, el régimen de importaciones de
China no aplicable a las empresas exportadoras aparenta ser
altamente restrictivo, con un rango relativamente elevado
de barreras tarifarias y no tarifarias.
El Gobierno ha demostrado en los últimos años sin embargo,
su voluntad de avanzar hacia un régimen más liberal de importación.
Además, debido a excepciones arancelarias, a la aplicación
inconsistente de tarifas, al contrabando, irregularidades
aduaneras y una extendida evasión,
la protección real es mucho menor a la que muestran los niveles
publicados. Además del 50 por ciento de las importaciones
chinas que se introducen libres de derechos para su procesamiento
destinado a exportación, los derechos son frecuentemente evadidos
o aplicados en forma inconsistente, ya que las autoridades
locales gozan de cierta flexibilidad en la aplicación de derechos
diferenciales respecto a los publicados oficialmente (USTR,1996).
Como resultado,
la proporción de ingresos por derechos recaudados como proporción
del total importado había caído desde casi el 10 por ciento
en 1986 a sólo el 4 por ciento en 1994. Barreras no tarifarias:
La proporción de comercio - en valor - sujeto a licencias
de importación o exportación cayó
del 43,5 por ciento en 1992 a menos de un cuarto actualmente.
La protección varía ampliamente entre sectores, pero generalmente
favorece a los sectores "estratégicos" dominados por corporaciones
estatales. Un problema adicional es el sistema de testeo e
inspección obligatorio
de importaciones, que se adiciona al costo de exportar a China.
A ello se agregan procesos
de licitación no demasiado transparentes en el caso de compras
del Estados (basado en un informe
de USTR, 1996)
La evolución del régimen de comercio:
Las reformas que más peso han tenido en el rápido crecimiento
del comercio de China han sido: · la descentralización y el
otorgamiento de facultades para actuar en comercio exterior
a varios miles de empresas y corporaciones,
· la reforma generalizada en el sistema de precios,
· el abandono de una paridad cambiaria sobrevaluada, en 1994,
· la liberalización del régimen de inversión extranjera.
La descentralización del sistema.
Las reformas comerciales en los últimos quince años, han estado
muy vinculadas a circunstancias políticas y de evolución de
la economía en general. Sin embargo, puede afirmarse que aunque
subsisten una gran cantidad de barreras, la reforma ha tenido
consecuencias importantes, entre las que pueden citarse: ·
la abolición del plan de comercio exterior, que a comienzos
de la reforma abarcaba 3.000 productos, · se han descentralizado
y simplificado los procedimientos de aprobación de productos
todavía bajo control, · se han extendido las facultades de
comerciar con el extranjero, aunque subsisten restricciones.
Bajo el sistema centralizado, casi todo el comercio era operado
por doce grandes corporaciones estatales de comercio exterior,
que actuaban como "colchón" entre los precios internacionales
y los domésticos. El Estado sigue manteniendo poderes para
otorgar derechos de comercio, pero hasta 1996, ya había más
de cinco mil corporaciones de comercio exterior y más de 200.000
empresas, en su mayoría extranjeras y grandes firmas locales.
Las corporaciones monopólicas estatales, manejaron el 4,6%
de las exportaciones en 1996 y el 19,4% de las importaciones
en 1995. El proceso ha continuado. · Entre 1991 y 1993 fueron
abolidos subsidios a las exportaciones y la planificación
mandatoria del comercio exterior aunque siguen prevaleciendo
los subsidios para las empresas estatales. En 1998, los reintegros
a las exportaciones han sido incrementados en muchos casos,
ubicándose entre el 9 y el 15%. · Los aranceles y tipo de
cambio han pasado a ser métodos de administración del comercio
más usuales. Sin embargo, todavía están en vigencia muchos
sistemas no transparentes de licencias y controles. En el
marco de los compromisos de liberalización dentro de APEC,
y de su postulación a la OMC, China ha venido reduciendo aranceles
desde una media ponderada de casi el 30% a fines de 1995 a
poco más del 15% actualmente. Las licencias de importación
han disminuido pero afectan todavía al 25% de las importaciones.(2)
El papel del tipo de cambio. Las reformas al sistema cambiario
han sido importantes, hasta el punto de que en diciembre de
1996, el renminbi yuan, pasó a ser una divisa convertible
para transacciones internacionales y China aceptó las obligaciones
del Artículo VIII, secciones 2,3 y 4 de los Artículos de Acuerdo
del FMI. A principios de 1994 los hasta ese momento existentes
mercados oficial y de swaps fueron unificados a la tasa de
mercado de estos últimos, lo que representó una devaluación
del 33 por ciento sobre la base oficial. El tipo de cambio
así fijado demostró ser sostenible en el tiempo, pese a la
evolución señalada en los precios internos, debido tanto a
la buena evolución de las exportaciones, excepto en 1996,
como a la acumulación de reservas, fruto de lo anterior y
del sostenido ingreso de capitales. Pese a esta situación,
a partir de las devaluaciones que se producen en todas las
economías de la región, excepto en Hong Kong, y sobre todo
en coincidencia con el debilitamiento del yen japonés a mediados
de año y hasta agosto de 1998, comienza a crecer la sensación
de una inminente devaluación del renminbi, pese a las vigorosas
negativas de las principales autoridades políticas y económica
de la R.P. China. Si bien la recuperación de la moneda japonesa
en el mes de septiembre, ha debilitado la impresión de inminencia
acerca de cambios en la paridad del yuan, se mantiene la opinión
de que ellos se producirían de todos modos en 1999. La descripción
previa del patrón exportador puede resultar útil para evaluar
los elementos en juego respecto a esas previsiones. En especial,
puede destacarse:
1. La dependencia del
patrón exportador - en un 50% - de actores multinacionales
- chinos de ultramar, Japón, USA, UE -, cuyas inversiones
iniciales y capital de trabajo han sido financiados en moneda
extranjera,
2. La dependencia - también en un 50 % - de bienes
de capital e insumos importados. Ambos factores compensarían
rápidamente los efectos procompetitivos de una devaluación,
3. La presencia de un
comercio "ordinario" distinto del caracterizado como de procesamiento
de materiales importados, manejado esencialmente por firmas
locales, y en especial por corporaciones estatales. Estas
últimas, afectadas por el proceso de reforma del sector estatal,
son las principales demandantes de mejoras en la paridad cambiaria.
Su capacidad de presión económica - y política - no es despreciable.
4. Los resultados en la
cuenta corriente, como hemos visto determinados a) por la
necesidad de un sostenido influjo de capital extranjero, b)
por el balance comercial. Respecto a la inversión extranjera,
las señales son mixtas: en los primeros ocho meses de este
año, la IED real se redujo el 1,5 % respecto al año anterior,
a 27,4 miles de millones, mientras la inversión extranjera
comprometida se incrementó un 6 % a 31, 7 miles de millones
de dólares. El ritmo de crecimiento de las exportaciones ha
disminuido del 20% de 1997 a un 5% esperado para todo 1998.
Sin embargo se sigue acumulando superávit comercial a razón
de us$ 4,5 miles de millones mensuales, lo cual contribuye
a mantener un nivel de reservas equivalente a un año de importaciones.
5. La relación exportaciones/PBI,
del 18%, es mucho menor que en otras economías de la región
excepto Japón. La deuda externa, de 130 mil millones equivale
a menos del 15% del PBI. Y sólo el 20% es de corto plazo.
Sin embargo un cuadro completo del sector externo chino no
puede dejar pasar la cuenta de errores y omisiones, por donde
podrían filtrarse egresos informales de capital. 6.
En el cuadro sobre política comercial se mencionan algunas
de las medidas, como reintegros y facilidades de crédito,
destinadas a compensar a los exportadores al menos parcialmente
el deterioro en las condiciones del mercado internacional.
A esas medidas se deben agregar incentivos que los gobiernos
locales y provinciales han comenzado a proveer
7. A pesar de las devaluaciones
en la región, los costos de mano de obra en China siguen siendo
competitivos. Así por ejemplo, antes de la caída del baht,
un trabajador tailandés recibía salarios equivalentes a us$
217 por mes. Aunque ahora cobra sólo us$ 130, todavía está
muy por arriba del promedio salarial en China de us$ 56(3).
Las mediciones de productividad comparada arrojan resultados
heterogéneos dependiendo del sector que se considere. Aunque
en términos absolutos, la productividad del trabajo, medida
por el valor agregado por trabajador creció al 5,5 % anual
entre 1994 y 1998 las comparaciones internacionales concluyen
que en términos relativos la productividad no creció respecto
a la de los Estados Unidos durante el período de reformas,
con excepción de los sectores de alimentos y bebidas, tabaco,
vestimenta y productos metálicos no minerales.(4)
8. Un argumento adicional
para quienes prevén o para quienes presionan por cambios en
la paridad del yuan es la caída en los niveles de actividad.
Si bien la meta oficial sigue siendo un crecimiento del producto
del 8%, se coincide que la cifra anual estará entre el 6,5
y el 7,5%, una cifra más que satisfactoria para cualquier
economía, pero no tanto para China, donde hay actualmente
150 millones de desempleados. Este año casi no ha habido aumento
en la inversión privada doméstica, que normalmente representa
del 30 al 40% del crecimiento total de la inversión. La demanda
interna todavía es débil, lo cual se ve reflejado en deflación,
baja rentabilidad empresaria, altos niveles de inventarios
y una caída en la demanda de importaciones. Justamente para
relanzar la actividad sobre la base del potencial del mercado
interno, el gobierno anunció un plan de obras públicas de
1,2 billones de dólares en tres años, de los cuales 350 mil
millones, casi un 40% del PBI serán gastados este año. La
opción por el mercado interno parece sensata en un contexto
de caída en la demanda regional y menor crecimiento - y hasta
saturación - en la demanda de importaciones de los mercados
más solventes. Es una elección que también debería disminuir
las presiones sobre el yuan.
9. No puede dejar de mencionarse
como un factor no despreciable para el análisis prospectivo
de la economía china y su vinculación con el sistema mundial
el hecho de que, a juicio de los autores, China parece tener
actualmente uno de los más brillantes grupos dirigentes en
muchas décadas, lo cual debería en principio permitir descartar
movimientos imprevistos o de ruptura con la imagen de actor
protagónico y responsable en el concierto internacional que
ha intentado afirmar en el último año.
Como se ve los factores que podrían incidir en un sentido
o en otro sobre la política cambiaria son múltiples. Pero
¿cuáles serian en definitiva los efectos de una devaluación
del renminbi yuan sobre el resto del mundo?. Un análisis de
simulación efectuado por el Global Economics Team de Warburg
Dillon Read(5), sobre la base de un estudio del National Institute
of Economic and Social Research describe los efectos directos
y "en segunda vuelta" de una devaluación del 20%. Concluye
señalando que una devaluación del yuan debería tener un efecto
limitado sobre la economía mundial. Como hemos visto al principio,
la participación de China en los intercambios internacionales
no pareciera ser aún decisiva. Sin embargo si provocara una
nueva ronda de devaluaciones competitivas a través del este
asiático, que a su vez diera lugar a turbulencias adicionales
en los mercados de valores y financieros, las consecuencias
para el mundo deberían ser más serias. En el caso de la América
Latina, siguiendo la metodología empleada por el modelo, los
efectos directos deberían ser aún menores: de entre el 0,1
y el 0,3% del producto de acuerdo con la exposición a Asia
y a China de las economías latinoamericanas y de hasta un
0,5% del producto si se computa una segunda vuelta de devaluaciones
de hasta un 20%, pero a la vez habría que tomar en cuenta
los "efectos sucesivos" ceteris paribus o sea sin políticas
monetarias compensatorias por parte de la FED y la Banca Central
Europea. Aún así las consecuencias "racionales" sobre la evolución
en los mercados de valores, deberían ser menores que para
el caso de economías más pequeñas como la rusa, pero con una
mayor exposición bancaria. Baste señalar que los bancos japoneses,
los más comprometidos en China, tienen una exposición del
8% de su capital en préstamos a China, relación que es del
4% en el caso de los europeos y del 0,8% en el caso de los
bancos estadounidenses. (La segunda parte de este trabajo
se refiere a la vinculación e impacto de China en las economías
latinoamericanas.)
Bibliografía
World Bank, China 2000, 1997. Asian Development
Bank. Key Indicators, 1997 East Asia Analytical Unit,"Measuring
China's GDP" (Harru X.Wu), Canberra, dic. 1997. Warburg Dillon
Read, Asian Adviser, Key Economic Indicators, sept 98. Warburg
Dillon Read, Global Economic Perspectives, Aug 1998. Far Eastern
Economic Review, Hong Kong, oct, 1998-09-30 South China Morning
Post, Hong Kong, varios números, 1998.
Notas
1 World Bank, China 2000, 1997.
2 En el caso de las exportaciones argentinas, no siempre una
rebaja de aranceles es beneficiosa. Los granos y aceites,
por ejemplo, siguen básicamente sometidos a cuotas de importación,
con aranceles nominales de cero o próximos a cero, administradas
por corporaciones estatales como la poderosa CEROIL. Algo
similar ocurre con productos siderúrgicos que forman parte
de los grupos de importaciones aún consideradas "estratégicas".
3 Far Eastern Economic Review, oct.1 98
4 Harry X. Wu, "Measuring China's GDP", East Asia Analytical
Unit, Australia, dec 1997. 5 Warburg Dillon Read, Global Economic
Perspectives, Aug 1998.
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