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Síntesis
de la Economía Real.
Síntesis Internacional - Marzo
2000
La economía estadounidense
siguió creciendo a un ritmo sumamente vertiginoso en los dos
primeros meses del año. Como prueba de ello, la tasa de desempleo
sigue en los niveles mínimos de los últimos 30 años, la demanda
para bienes durables sumamente sostenida y las importaciones,
que se evidencian a través de un déficit en cuenta corriente
en aumento, no dan señales de ceder. Aun cuando ello ha comenzado
recién a reflejarse en los índices de precios, debido a que
existieron factores que contribuyeron a disipar las presiones,
la incidencia de estos fue de carácter meramente transitorio
por lo que el tiempo de "wait and see" (esperar y ver) parece
haber quedado atrás.
Así lo interpretan los gobernadores de los bancos del Sistema
de la Reserva Federal y, en especial, Alan Greenspan. La sutileza
que caracterizó sus discursos y presentaciones en el pasado,
y que daba lugar con posterioridad a cientos de conjeturas
de los analistas, ha cedido paso a mensajes más explícitos
donde no quedan dudas sobre las intenciones del Presidente
de la Reserva Federal: las tasas de interés deben ser incrementadas
a fin de evitar que los beneficios derivados del fuerte aumento
de la productividad de la última década no se esfumen a través
del resurgimiento de la inflación.
En el mercado de trabajo, por ejemplo, las tensiones se hacen
ya insostenibles. El precio del petróleo agrega un factor
más de presión. Si se mide por el precio del West Texas Intermediate,
luego de registrar su nivel mínimo -desde enero de 1997- en
diciembre de 1998 con US$ 11.28 por barril rebotó a US$ 29.35
por barril en febrero de este año, lo que representa un incremento
de casi el 160% en poco más de un año. Por los factores mencionados,
es muy poco probable que en la reunión del próximo 21, el
Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal no resuelva
incrementar nuevamente las tasas de interés, que desde junio
del año pasado hasta el presente ya registran un aumento de
100 puntos básicos, de 4.75% a 5.75%.
En los países agrupados en la Unión Monetaria Europea (UME),
el nivel de la actividad económica continúa a ritmo sostenido.
Un crecimiento anual del 3.1% en el cuarto trimestre de 1999
y el análisis individual de cada uno de los países miembros
contribuye a apuntalar esta afirmación. En general las perspectivas
de crecimiento para la región son sumamente favorables: se
espera un incremento del PBI del 3% para el 2000 y una cifra
similar para el año próximo.
No obstante, en la última reunión (16/3/2000) del Comité Monetario
del Banco Central Europeo (BCE), se decidió practicar un nueva
suba de tasas, la tercera en los últimos 5 meses. El BCE incrementó
su tasa benchmark en 25 puntos básicos de3.25% a 3.5% (1).
Varios elementos contribuyen a respaldar esta decisión. El
primero se encuentra en la significativa liquidez prevaleciente:
el promedio móvil de tres meses del agregado monetario M3
se encuentra creciendo muy por encima de la metas establecidas
por la autoridad monetaria -5% anual en enero contra una meta
del 4.5%-, al igual que el crédito al sector privado -9.5%
anual-. Por otra parte,
la curva de rendimientos de los bonos en euros a 10 años de
plazo es significativamente empinada, lo que permite inferir
que las expectativas de los operadores se inclinan por
la continuidad de un elevado ritmo de expansión.
Al panorama de acelerado crecimiento económico deben sumarse
los crecientes costos
del petróleo y la declinación del euro, que si bien ha favorecido
a las exportaciones, también
ha repercutido desfavorablemente sobre el costo de las importaciones.
En relación a este último punto, téngase presente que, desde
su introducción, el euro ha mostrado un retroceso cercano
al 17% en término del dólar estadounidense, llegando a su
valor mínimo de cotización a fines
de febrero del 2000 cuando descendió a US$ 0.9664.
Durante el último trimestre de 1999, el PBI de Japón registró
un retroceso del 1.4% (2) respecto del período anterior
en él que la caída fue de 1.0%. Agotados los efectos de la
política keynesiana implementadas por las autoridades durante
la primera mitad del año, la evolución de la economía japonesa
parecería haber alcanzado un piso. No obstante, existen algunas
evidencias alentadoras: la inversión ha repuntado significativamente
entre octubre y diciembre pasados y los balances del sector
empresario comenzaron a mostrar beneficios. Ello lleva a suponer
que durante el primer semestre del 2000, la economía japonesa
podría recuperar la senda de crecimiento.
Estados Unidos
En una de sus últimas presentaciones ante los medios, el Presidente
de la Reserva Federal dejó en claro que sería necesario incrementar
las tasas de interés para evitar que, en el mediano plazo,
la inflación diera por tierra con todos los beneficios emanados
del fuerte aumento de la productividad que llevó a los EE.UU.
a disfrutar del ciclo expansivo más prolongado de su historia.
Dicha declaración se basa en la continuidad del elevado ritmo
de actividad económica durante los dos primeros meses del
año: la producción industrial (3) en febrero registra
un aumento del 5.6% frente a igual período de 1999, las ventas
del sector minorista muestran en igual lapso un crecimiento
del 9% (4), la tasa de desempleo ya se encuentra en
4.1% y el déficit comercial respecto de un año (5).
Ello ha comenzado a exteriorizarse en los índices de inflación,
con aumentos de 3.2% y 3.9% anual en febrero para precios
al consumidor y mayoristas respectivamente (6).
Existen tres elementos claves para evaluar esta coyuntura.
En primer término, la tensión en el mercado laboral. Se percibe
una significativa escasez de mano de obra que está obligando
a las empresas a aumentar sus salarios (7), extender
sus horas extras, implementar pagos mediante "bonus", contratar
personal ya retirado o adolescentes para tareas que antes
realizaba personal del segmento activo. De persistir esta
situación, ello se traducirá, tarde o temprano, en mayores
costos para las empresas. En segundo lugar, el fuerte desequilibrio
comercial que no es otra cosa que el reflejo del exceso de
demanda del sector privado sobre la disponibilidad interna
de bienes. En términos del PBI a precios corrientes el déficit
comercial saltó del 1.8% en 1998 a 2.5-3.0% aproximadamente
en 1999. Y esta proporción no sólo es importante en cuanto
a su magnitud sino también en su significación desde el punto
de vista del financiamiento: el sector privado de EE.UU. es
un deudor neto del resto del mundo. Ello nos conduce al tercer
aspecto: la evolución del mercado accionario y el efecto riqueza.
Las mejoras de productividad registradas por la economía estadounidense
se "convirtieron" automáticamente en ganancias esperadas (no
siempre realizadas) para las empresas que paulatinamente fueron
dejando atrás, una a una, las barreras "psicológicas" de los
índices bursátiles. Ello no sólo se tradujo en un masivo ingreso
de fondos del exterior que se posicionaron en acciones (8)
-apreciando al dólar-, sino también fomentando el consumo
y desequilibrando la balanza comercial. Desde esta óptica,
el incremento de tasas hacen caer la rentabilidad de las empresas
disminuyendo el flujo de capitales hacia EE.UU y frenando
la presión alcista sobre el dólar. También disminuye el atractivo
de los bonos dado que su precio cae debido a que los flujos
futuros deben ser descontados a una tasa mayor. Se desprende
del análisis, que el ajuste de tasas que viene produciéndose
desde junio del último año también es necesario a la luz del
déficit de cuenta corriente. Los interrogantes pasan ahora
por la magnitud que deberá asumir para corregir los desequilibrios
mencionados y qué consecuencias se derivarán de él. En lo
que respecta al primer aspecto, los analistas proyectan unos
100 puntos básicos adicionales en el curso del 2000 para la
tasa de Fondos Federales. Sobre el segundo interrogante, el
ajuste contribuiría a moderar las expectativas de los agentes
(9), moderando el consumo, aliviando la presión sobre
el mercado laboral y contribuyendo a reducir el desequilibrio
del sector externo.
Desde la óptica argentina este desarrollo no es menor dada
la probable evolución que podrían tener de ahora en más dos
variables claves: el dólar y las tasas de interés. Sería de
esperar
que las medidas adoptadas por la Reserva Federal atenuaran
considerablemente los ingresos
de fondos desde el exterior y por extensión la presión sobre
el dólar. Máxime, si se considera
que dichos fondos se originan prioritariamente en inversores
institucionales europeos
y no japoneses (10). Ello permitiría inferir la apreciación
del euro. En segundo término, resta analizar lo ocurrido en
ciclos anteriores con el arbitraje entre activos de renta
variable -acciones
o "equity"- y de renta fija -bonos-. Con la finalización de
los ciclos expansivos, los inversores arbitraban contra acciones
y a favor de bonos -en la búsqueda de un "safe heaven" en
la jerga
de los mercados-. Sin embargo, esta vez la Reserva Federal
se encuentra actuando en forma preventiva, dado que la inflación
aún no se disparó, las empresas seguirán acumulando resultados
favorables y sólo las expectativas de ganancias se verían
aplacadas. Expectativas que con razón, se orientarán hacia
una inflación aún menor en el largo plazo. Como resultado,
bien podría decirse que en materia de tasas es esperable una
curva de rendimientos invertida: mayores tasas para
los plazos más cercanos y menores, en relación a las primeras
pero próximas a los actuales niveles, para los más largos.
Unión Monetaria Europea
Los integrantes de la UME atraviesan un período de que
les permitiría registrar tasas de crecimiento del orden del
3% para este y el próximo año. La producción industrial, excluyendo
el sector construcción, alcanzó en diciembre último una variación
anual del 4.5%. Desagregados por destinos económicos, la producción
de bienes intermedios aumentó 5.5%, la de equipo
de producción 5.0% y la de bienes de consumo 3.3%. Por su
parte, el Indice de Confianza que
en el agregado agrupa a productores, consumidores y ventas
minoristas también prosiguió evolucionando favorablemente.
Ello acompañado por una disminución de la tasa de desempleo
que en enero del 2000 se ubicó en 9.6% (11), una más
que importante reducción si se recuerda que el promedio de
1997 fue de 11.6%. Por su parte, la tasa de inflación anual,
reflejada
en el Indice Armonizado de Precios al Consumidor (IAPC), se
encontraba en el límite
de lo contemplado por el Banco Central Europeo, 2.0%. Ello
se debería al efecto combinado
de dos factores. Como no podía ser de otra manera, el aumento
del precio del petróleo también impactó en el Viejo Continente.
El segundo factor, se debe al período base considerado: en
febrero de 1999, el IAPC se veía favorecido por precios del
petróleo deprimidos (12). Sin embargo, para el BCE
existieron las suficientes evidencias (13) como para
modificar las tasas de interés: la tasa benchmark se incrementó
de 3.25% a 3.5% y la "Lending Rate" de 4.25% a 4.50%. En Alemania,
país cuya economía representa un tercio de la UME, los precios
de importación crecieron 9.2% en enero respecto de igual mes
del año anterior, representando el mayor aumento de los últimos
19 años (14). Los precios al consumidor en los países
de mayor crecimiento de la UME aumentaron marcadamente. Por
ejemplo, en España la variación anual del IPC a febrero último
fue del 3.0%
y en Irlanda del 4.3%, el mayor aumento de los últimos 10
años. Para proseguir con el ciclo expansivo es imperioso que
el BCE logre ratificar la confianza en él depositada colocando
un obstáculo insalvable al incremento de los precios. Las
condiciones coyunturales, de tener éxito
el organismo monetario, son tales que deberían permitir una
recuperación del euro (15).
Sin embargo ello es condición necesaria pero no suficiente.
En primer término, debe evitarse
que los acuerdos salariales surgidos en las nuevas rondas
de conversaciones se traduzcan
en aumentos por encima de los precios. Otro factor determinante
en la evolución de la moneda común europea estará en el frente
fiscal: muchos gobiernos resolvieron ocultar sus "deberes
fiscales debajo de la alfombra" favorecidos por el mayor nivel
de recaudación derivado
de la recuperación europea.
Japón
Las señales provenientes de la economía japonesa podrían calificarse
a priori como contradictorias. Mientras que el PBI retrocedió
en el cuarto trimestre de 1999, respecto del anterior, 1.4%
-luego de haberlo hecho en 1.0% en el curso del tercero- por
primera en los últimos 9 meses, los gastos en inversión del
sector privado habrían conseguido registrar un aumento en
igual período del 4.6% (16). Aún cuando ello no haya
servido para evitar la baja del PBI, es un indicio claro sobre
una probable recuperación para el presente año.
El factor que contribuye a explicar el retroceso es el agotamiento
de las medidas adoptadas durante la primera mitad del año
anterior: elevado gasto público (cayó 5.4% en el último trimestre
de 1999 frente al anterior), recortes impositivos (los gastos
en consumo se retrajeron 1.6%)
y aumento de los créditos hipotecarios (la inversión en viviendas
se redujo 5.8%). No obstante,
la mayoría de los analistas son optimistas y aunque suponen
que el pronóstico del gobierno
de un crecimiento de 0.6% del PBI para el año fiscal que finaliza
el próximo 31 de abril
no se cumplirá -dado que la economía debería crecer 2.0% en
el trimestre actual para que
ello ocurriera- piensa que la recuperación se instalará en
lo que resta del año calendario.
Brasil
En enero la producción industrial manufacturera de Brasil
registró, por cuarto mes consecutivo, una variación positiva,
(5,8% respecto a igual mes de 1999). De esta manera, la industria
ya se encuentra en los niveles de producción previos a la
crisis. La inflación minorista registró un alza de solo el
0,05% (INPC-IBGE) en el mes de febrero, mientras que los precios
mayoristas, medidos por IPA-DI-FGV, aumentaronrespecto a enero
un 0,17%. De esta manera, en lo que va del año los precios
mayorista y minorista, llevan acumulado un aumento del 0,66%
y 1,19%, respectivamente. Para el mes de marzo, continuaría
la tendencia favorable para la inflación. En la primera mitad
de este mes,los precios al consumidor registraron una deflación
de 0,04 %. En el Indice de precios mayoristas, la caída registrada
en los productos agrícolas aliviaría el impacto de la suba
de los combustibles.
En febrero de 2000, respecto a igual período de 1999, las
exportaciones registraron por quinto mes consecutivo una variación
interanual positiva y con tendencia creciente (+26.2% - U$S
856 millones), superando incluso en un 11% el valor registrado
en febrero de 1998. Este aumento está explicado en un 80%,
por las mayores ventas de productos manufacturados y semimanufacturados,
destacándose entre estos las mayores exportaciones de aviones
(+177% - U$S 184 millones), dirigidas a EE.UU. y a la UE;
aparatos transmisores y receptores (+200% - U$S 80 millones),
a EE.UU, Argentina y México; Automóviles de pasajeros (+141%
- U$S 62 millones), Argentina, Italia, Venezuela y México;
celulosa (+69% - U$S 60 millones), a EE.UU., Bélgica, Japón
e Italia; Manufacturas de hierro y acero (+49% - U$S 36 millones),
a EE.UU, Tailandia y Turquía, jugo de naranja (+76% - U$S
58 millones) a EE.UU., Bélgica, Países Bajos y Japón; harina
de soja (+45.6% - U$S 31 millones), a UE y cueros y pieles
(+34% -U$ S 16 millones), a Italia, Hong Kong y EE.UU. Con
respecto a los mercados elaumento está explicado por los mayores
embarques a EE.UU (+42% - U$S 312 millones), a la UE (+13%
- U$S 125 millones), Argentina (+24.8% - U$S 91 millones),
México (+174% - U$S 73 millones), Japón (+41.5% - U$S 59 millones),
Chile (+57% - U$S 31 millones), y Venezuela (+93% -U$ S 28
millones).
Las importaciones registraron un aumento del 27.8% / U$S 881
millones, en febrero de 2000 contra febrero de 1999. Este
aumento está explicado básicamente por el aumento en las compras
de combustibles (+107%), impulsada por el aumento el precio
del petróleo crudo (+165%), ya que las cantidades compradas
aumentaron un 16%. Otro de las categorías donde se registraron
aumentos es en materias primas y bienes intermedios (+38%
- U$S 589 millones), aquí los mayores incrementos se localizaron
básicamente en productos químicos y farmacéuticos (+37.5%
- U$S 165 millones), minerales (+58% - U$S 143 millones),
y autopartes (+38% - U$S 83 millones).
NOTAS
1 El 4 de noviembre
último la tasa fue incrementada en 50 puntos básicos mientras
que el 3 de febrero en 25 puntos básicos.
2 A pesar de la caída trimestral, el PBI japonés no
mostró modificaciones respecto de un año atrás.
3 Ello debido a que se percibe una sostenida demanda
en commodities industriales como el acero, derivados del petróleo,
papel
y químicos.
4 Los rubros de mayor dinámica son automóviles, muebles
y electrónica.
5 El déficit pasó de US$ 164282 millones a US$ 325311
millones como consecuencia de un aumento de las exportaciones
de sólo 2.6%
y de las importaciones de 16.9%. Aún cuando ello pueda llevar
a suponer que el aumento de la productividad no se tradujo
en mayores exportaciones debe tenerse en cuenta que, como
contrapartida, el dólar se apreció fuertemente contra el euro.
6 Obviamente el precio del crudo ha jugado un papel
determinante.
7 A fin de ilustrar lo citado téngase presente que
en el área de Nueva York las empresas se encuentran pagando
salarios a los recién egresados de las universidades entre
un 10% y 15% por encima de lo que pagaban un año atrás.
8 O en bonos, más específicamente durante las sucesivas
crisis asiáticas, rusa y brasileña.
9 Lo cual no quiere decir que los beneficios del sector
empresario vayan a ser necesariamente menores en el futuro.
Las ganancias
en productividad, pese a la corrección del consumo, posiblemente
jueguen a favor de balances favorables para lo que resta del
año.
En otras palabras, una reducción de la ganancias esperadas
no necesariamente tendría que coincidir con la reducción de
las ganancias reales.
10 Es interesante notar que la fuerte apreciación del
yen frente al dólar en la segunda mitad del año se originó
no sólo en los casi US$ 75000 millones invertidos desde EE.UU.
en Japón sino también en buena parte por la repatriación de
fondos de inversión japoneses.
Es que luego de la burbuja bursátil de la década de los 80
bien podría caracterizarse a los japoneses como decididamente
"aversores
al riesgo".
11 Una aspecto interesante para destacar es que entre
los menores de 25 años la tasa de desempleo llegó en dicho
mes al 18.2%
y para los mayores de 25 o más años era de 8.4%. Los primeros
representaban en 1999 el 22.9% del desempleo total en tanto
que los segundos el 77.1%.
12 Como referencia, a esa fecha el promedio del West Texas
Intermediate cotizaba en US$ 12.01 por barril.
13 Entre ellas la evolución de los precios de los bienes
industriales no energéticos. Crecieron en términos anuales
4.1% en diciembre frente a 3.1% en noviembre.
14 También se percibe una aceleración en la tasa de
crecimiento de los precios al consumidor: la variación anual
en enero del 1.6%,
fue superada en febrero por una del 1.8%. En febrero de 1999
el aumento anual había llegado a 0.2%.
15 Una mejor comprensión de la evolución de la moneda
europea se tiene si se observa lo acontecido con los flujos
de inversiones.
En el año finalizado en junio de 1999, los residentes en la
UME habían realizado inversiones (inversión directa, acciones
y bonos)
en EE.UU. por US$ 447.000 millones en tanto que el flujo de
este hacia la UME había sido de sólo US$ 126.000 millones.
16 Los gastos en bienes de capital representan cerca
del 15% del PBI de Japón.
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