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Revista del CEID

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Volumen 1, nº 1 Mayo de 1999 - p. 65-75
Ritos, normas y leyes en China
Susana Vittadini Andrés

Resumen

Con la expansión de la globalización el conocimiento de las singularidades sociales, políticas y jurídicas de cada comunidad constituye un paso imprescindible para incorporar sus beneficios de la totalidad. Por ende, el objeto del presente es determinar las características y tendencias filosófico-legales de China en su pasado y presente a los fines de su inserción en un sistema legal globalizado como el actual. Para ello, se auna lo político y lo jurídico con sus pautas filosóficas y sociales, previa delimitación terminológica de conceptos. Los principios tradicionalmente aceptados por la sociedad china constituyen el punto de partida necesario para comprender la presente posición al respecto, tanto en el continente como en Taiwán, dos realidades con un mismo pasado. Palabras claves Globalización; Ritos; Normas; Leyes; Filosofía; Doctrina del "wu wei"; Democracia; Tradiciones; China; Taiwán.


Introducción
En una época en que la globalización se ha expandido a todos los ámbitos del planeta, sea ello deseado o no por sus habitantes, se hace imprescindible entender los parámetros particulares de cada sociedad. El conocimiento de las singularidades sociales, políticas y jurídicas de cada comunidad constituye un paso imprescindible para la incorporación de ella a los beneficios de la totalidad. Por supuesto, que ello también conlleva desventajas y problemas, los cuales sólo habrán de ser solucionables a partir de la toma de conciencia básica de las diferencias asimilables, modificables o pasibles de ser sumadas a la globalización en general. Por todo lo referido ut supra, el caso de China es de particular importancia, dado que ella cobija a una importante porción de la población mundial. El hecho que India se considere el país con mayor población, aproximadamente, a partir, del año 2020 no empequeñecerá la importancia del otrora Imperio Celeste. Ello está corroborado, entre otras cosas, por el actual intento de Rusia por formar algún tipo de unión entre las tres naciones (1). El objeto de este trabajo es el de determinar las características y tendencias filosófico legales de China en su pasado y presente a los fines de su inserción en el sistema de globalización. Partimos de la base que los parámetros occidentales que hacen a la democracia son los patrones -al presente- universalmente aceptados, que por supuesto integran los derechos, los derechos y las garantías para el ciudadano (2). Para ello habremos de desarrollar sintéticamente la parte histórico jurídico para luego pasar, a los postulados principales referidos ut supra. Luego emitiremos una síntesis conceptual de la misma con las consideraciones que surgen de las acotaciones previas para, finalmente, llegar a la actualidad. No es el objeto de este artículo destacar todas y cada una de las líneas de pensamiento y análisis, sino tan sólo las que consideramos que son directrices y útiles. Como cuestión previa debemos dejar establecido que la terminología del título tiene los siguientes alcances: en el caso de los ritos se entenderán por tales los actos o procesos que se llevan a cabo en determinadas circunstancias, cuando acontecen determinados hechos o cuando se ha estipulado que los mismos se concreten; siendo que deben estar conectados con circunstancias sociales y/o políticas; en tanto las normas tienen una caracterización más general que abarca toda disposición concerniente a derechos, deberes, garantías, sanciones o explicitaciones que son de aplicación generalizada. En tanto las leyes son el conjunto de normas que tienen como correlato una sanción para el caso en que no se cumplan y abarcan todo tipo de temas, pero deben emanar de una persona o conjunto de ellas consideradas como autoridades, resguardando los derechos, los deberes y las garantías de los habitantes. Es decir, no exenta de una valoración ética universalmente aceptada.

Parte histórica
Con el fin de tener una visión global y totalizadora del período a analizar es importante visualizar las diferentes dinastías con el detalle de sus principales pensadores, escuelas y posturas filosóficas vinculadas con el pensamiento legal. No es nuestra intención realizar un detalle exhaustivo de todo ello, sino simplemente determinar un hilo directriz para nuestro análisis. Por consiguiente muchos pensadores habrán de poder ser incluidos además de los mencionados en el cuadro 1.

Análisis de los principales pensadores y escuelas y de los principios por ellos sustentados
Lao-Tse
En lo filosófico se orientó dentro de una concepción monista, sobre la base de la simplicidad y de la vuelta al estado natural, para alcanzar una mayor identificación con el UNO. Ello es identificable en lo siguiente: "El tao engendró el UNO; el UNO engendró el DOS; el DOS engendró el TRES; del TRES nacieron todas las cosas" (3).


Epocas Principales Pensadores
Xia antes 1600 A.C.
Shang 1600-1122 a.C.
Chou de Occidente 1122-771 a.C.
Lao-Tse (601-? a.C. Confucio (551-479 a.C.
Chou de Oriente 481-403 a.C.
Período Estados Guerreros (403 a.C.-221 a.C.) HsünTzu (298-238 a.C.)
Qin o Chin (221-206 a.C.) Legalistas Dte. S.III a.C.
Han tremprana (202-8 a.C.
Han tardía (25-220) Introducción del Budismo
Período de desunión (220-317) (317-518)
Dinastía Sui (581-618)
Dinastía T'ang (618-906)
Northern Song (960-1126)
Southern Song (1127-1279)
Dinastía Yuan (Mongol) (1279-1368)
Dinastía Ming (1368-1644)
Dinastía Qing o Ching (1644-1911) Sun Yat Sen (1866-1925) Mao Tse Tung (1893-1976)
República de China (1911-1949)
República Popular de China (desde 1949)
República de china en Taiwán (desde 1949)

A su criterio el mundo vivencial se desenvuelve dentro de la alternancia de los opuestos. "Al tener conciencia de lo bello, se tiene idea de lo feo. Existencia y no existencia se engendran mutuamente; también lo hacen lo difícil y lo fácil, lo largo y lo corto, lo alto y lo bajo, el sonido y el silencio" (4). En ello el justo medio constituye el punto de equilibrio más perfecto al que puede aspirar el hombre. Así: "El curso de la naturaleza de las cosas es tal que unas van al frente, mientras que otras van detrás; unas son cálidas, mientras que otras son frías; unas débiles, otras fuertes; unas vencen en la lucha por la vida y otras sucumben". "El sabio evita los extremos, las extravagancias y la complascencia" (5). Respecto de las normas sociales el principio de la vuelta a lo natural se articula con el de la no interferencia. "El sabio dice: sin interferencia, el pueblo se transformará; en la paz, la gente se vuelve honrada; sin hacer nada, todos se enriquecen; sin ambiciones, la vida se hace más simple" (6). A lo anterior se agrega la doctrina del "wu wei" (7), en virtud de la cual todo se puede lograr o alcanzar, pero sin que exista una real intencionalidad, es decir una actuación o acciones específicas en ese sentido. Ello se vincula con el perfecto cumplimiento de todas y cada una de las obligaciones, dentro de los límites de las órdenes dadas o asumidas, sin excesos y con la sóla voluntad o intencionalidad de hacer lo que nos compete. Mas no por ello deja de considerar que existe un orden social pre-establecido que debemos seguir.

Confucio

Es uno de los pensadores más importantes de China, junto a Lao Tse. Pero dada su inclinación por lo social y político ha servido de base para las escuelas subsiguientes, ya sean como continuadoras o modificadoras de su pensamiento. A diferencia del anterior se orientó más a restablecer el orden político y social de su tiempo. Partía de un concepto donde la naturaleza humana no es ni buena ni mala, por lo tanto perfectible, en tanto toda persona posee el medio inicial para ello, cual es la esencia de la virtud; por ello su conducta es rectificable y educable, a través de éste último concepto. Así: "La virtud perfecta es la bondad natural que cada hombre posee necesariamente. Pero los hombres ciegos por sus pasiones, no pueden buscarla. Siguen la pendiente del vicio, y se persuaden de que la virtud está lejos de ellos" (8). En lo relativo al pensamiento político se asienta en dos principios fundamentales: a) seguir a Chou, en relativo a los ritos y ceremonias y b) la rectificación de los nombres, lo cual permite el reajuste de los poderes y de las funciones, dentro de un orden social estricto de jerarquía de mayor a menor. Lo que es más fácil de comprender en el siguiente párrafo: "Los antiguos, para hacer brillar las virtudes naturales en el corazón de todos los hombres se aplicaban, antes a gobernar bien, cada uno su principado. Para gobernar bien sus principados, ponían antes en orden sus familias. Para poner buen orden en sus familias, se esforzaban antes en la perfección de ellos mismos. Para perfeccionarse ellos mismos, regulaban antes los sentimientos de su corazón. Para regular antes los sentimientos de su corazón, hacían su voluntad perfecta (se adiestraban en amar con sinceridad y en hacer el bien, en odiar y evitar el mal). Para hacer la voluntad perfecta, desarrollaban sus conocimientos los más posible. Desarrollaban los conocimientos investigando la naturaleza de las cosas" (9). El cumplimiento de esas pautas eran indispensables para un buen gobernante. Sin embargo, como no siempre ello podía tener lugar sentó el principio de derrocamiento a los gobernantes pues: "El gran mandato del Cielo no es fácil de cumplir. Esto quiere decir que se obtiene el Imperio obteniendo el afecto del pueblo, y se pierde el Imperio perdiendo la afección del pueblo". "En el Chu-Kin, U-Van dice a su hermano Kang-chu: 'El emperador no recibe la dignidad del Cielo para siempre'. Estas palabras significan que si el príncipe es virtuoso, obtiene la dignidad del Cielo, si se vuelve malo lo pierde" (10). Al lado de ellos está el concepto de "jen" que es la perfecta virtud o benevolencia que debe proyectarse a todo objeto o persona. Esto último es el componente principal de dos técnicas esenciales para gobernar: 1. alimentar y enseñar: sin alimento suficiente poco se puede hacer, de allí que el primero sea el basamento adecuado para el segundo; 2. la referida al gobierno en sí a través de dos instrumentos principales: la política y los castigos. Sin embargo, Confucio no hizo mucho hincapié en los segundos, dejándolos para situaciones extremas, pues para él la naturaleza del hombre no es buena ni mala y, en su caso, rectificable mediante la educación.

Mencio
Continuador de la obra de Confucio, sin embargo se diferenció de él en más de un aspecto. Ello fue consecuencia de haber vivido en la última parte del período de los Estados Guerreros (11). En efecto, ver todas las consecuencias de la guerra y de los conflictos lo inclinó más hacia el estudio y análisis de la situación de los gobernados que de los gobernantes, como ocurrió en el caso de su predecesor. Por ello consideró que los hombres eran el basamento indispensable de una nación. "La gente es la raíz de un país". "Si la raíz está firme, el país está tranquilo" (12). Con relación a la naturaleza humana seguía la tendencia de Confucio, pero acentuaba el valor del individuo en tanto pueblo, pues a su criterio "nunca ha habido un tiempo cuando los sufrimientos de la gente, debido a los gobernantes tiránicos, fueron más intensos que en el presente" (13). Estructuró la teoría de la mente benevolente, jen hsin, sobre la base anterior, a la que agregó la del gobernante benevolente, jen cheng. Todo ello dentro de una conformación social de tipo netamente clasista con jerarquías (14). Pero de ello no se debe colegir que en su pensamiento existía un aislamiento social marcado, por el contrario los que pertenecían a las clases superiores tenían la obligación de escuchar la opinión de los otros. Esto marcaba una gran diferencia con Confucio, al darle mayor importancia al pueblo como parte integrante de un todo, cual es la nación. "La gente es el más importante elemento de una nación; los espíritus de la tierra y el grano siguen; el soberano es lo más liviano. Pero ganar a los campesinos es la forma de ser soberano" (15). De esta manera también se acerca a Confucio al considerar que el ejercicio de la función gubernamental no es dada para siempre, sino que está subordinada al cumplimiento de deberes y obligaciones.

Hsün Tzu
A diferencia del anterior consideró que la naturaleza humana es mala (16). A su criterio los seres humanos tienen una tendencia innata a dejarse llevar por sus deseos, por ello consideró que las únicas formas de aplacarlos eran los ritos y las justicia. En consecuencia, ahondó en la temática de la rectificación de los hombres, único medio a su parecer, de establecer una adecuada comunicación entre gobernantes y gobernados. Si bien diferencia los ritos, "li", y la ley, "fa" establece ciertos puntos de vinculación entre ambos. Caracterizando al primero de ellos desde dos puntos de vista: 1. significado amplio: abarcando todas las instituciones y sus regulaciones, con lo que se acercó al concepto de ley, "fa"; 2. sentido restringido: aludiendo a todas las formas o actos ceremoniales y todo lo necesario para su cumplimientación y ejecución. En este sentido es importante transcribir sus propios pensamientos referido a los orígenes de los ritos y sus correlato: "¿Cuál es el origen de los ritos? [Los] hombres nacen con deseos. Cuando ellos no tienen lo que desean, ellos deben buscar los medios para obtenerlos. Cuando esa búsqueda carece de normas, medidas y límites distintivos, entonces ellos tan sólo pueden producir contención. La contención lleva al desorden, y el desorden al exterminio [de los recursos naturales]. Los antiguos reyes odiaban ese desorden, por ello desarrollaron los ritos [li] y la justicia [yi] para mantener las necesarias diferenciaciones, para [adecuado] alimento de los deseos de la gente, y para asegurar la provisión de las cosas que la gente busca" (17). Como consecuencia de ello, y ante la necesidad de implementar lo anterior, consideró que la estructura social no es igualitaria. Pero, ello no significa que no existiera movilidad, o mejor dicho, posibilidad de alcanzar una plenitud. Por medio de la enseñanza era posible el mejoramiento personal y ello era una obligación que debían cumplimentar los gobernantes, lo que determina la importancia de los mismos, quienes tenían la obligación de "regular el consumo a través de los ritos y mantener a la gente en plenitud a través de medidas administrativas" (18). Pero no porque fueran importantes los gobernantes habrían de tener poderes ilimitados, por lo cual se inclinó por el regicidio. Al igual que Confucio y otros, consideró la posibilidad de derrocamiento de los gobiernos que no cumplieran debidamente con sus obligaciones. Puesto que: "No es en razón del gobernante que el cielo lo ha colocado delante de la gente. Por el contrario, es en razón de la gente que el cielo ha establecido al gobernante" (19). Del párrafo anterior se desprende la importancia relativa del gobernante frente a la del pueblo, o conjunto
de habitantes que lo integran. Ello produce una importante inversión y graduación en el orden que se llegue
a imponer teniendo en cuenta los diferentes grados de importancia de sus componentes, primero la gente
y luego los funcionarios.

Legalistas
Legalistas Para esta escuela la naturaleza humana es definitivamente mala; por lo que abogaba por el "gobierno
de la ley" y no el "gobierno del hombre". Para ello unía los conceptos de "li" y de "fa". De esa vinculación hacen predominar a la ley, "fa", jerarquizando a los castigos hasta un nivel nunca antes establecido. Los consideran como
la mejor forma para la rectificación de las conductas de los integrantes de la sociedad. La línea de pensamiento
que los llevaba a esa conclusión establecía lo siguiente: "Gobernando el mundo, uno debe actuar de acuerdo
con la naturaleza humana.
En la naturaleza humana hay sentimientos de gusto y de disgusto, y por ende recompensas y castigos. Cuando las recompensas y los castigos son efectivos, interdictos y órdenes pueden ser establecidos y el camino del gobierno está completo" (20). Por consiguiente, "dejar de lado las leyes y confiar en el propio corazón haría imposible, aún para
Yao la rectificación del país" (21). Este punto de partida los llevó a una diferente estructuración conceptual del gobierno, pues si bien le otorgaba preeminencia al hombre, continuaba su tipificación con diferentes conceptos de los anteriores. Estos eran: 1. "miedo": que se efectivizaba a través de los castigos; 2. "provecho": que llevaba a una necesidad
de equiparación social, con el fin de evitar que las desigualdades dieran lugar a mayores deseos o ambiciones.
Sin embargo, esa reglamentación debía llegar a todos y cada uno de los integrantes del reino, sin diferenciación alguna, para ser realmente efectivo. De allí que dejaran sentado uno de sus doctrinarios que: "Lo que quiero decir
por unificación de castigos es que los castigos no deberían reconocer grados o categorías; desde los ministros
de Estado y generales hasta los grandes oficiales y los campesinos comunes, quienquiera que no obedezca las órdenes del rey viola los interdictos del Estado o se rebela contra los estatutos fijados por el gobernante, debería haber pena
de muerte y no deberían ser perdonados" (22). Pero ello no era óbice para otorgar mayores poderes a los gobernantes, con el fin de cumplimentar sus obligaciones adecuadamente. Un ejemplo de lo que ellos debían lograr está dado por el siguiente párrafo perteneciente a uno de los principales doctrinarios de ésta escuela, Han Fei-Tzu, quien dejó sentado esta imagen: "Permitid a los gobernantes aplicar las leyes y los grandes tigres temblarán; permitidle aplicar castigos,
y los grandes tigres crecerán dóciles. Si leyes y castigos son justamente aplicados, entonces los tigres
se transformarán otra vez en seres humanos y [se] revertirán a su forma real" (23). Esta línea de pensamiento puede ser considerada como la que concretó la legalización de la moralidad Confuciana. Pues, para sustentar los deberes morales de Confucio recurrieron a procedimientos legales, con el consiguiente castigo ante el posible quebranto
en su realización o efectivización. Ya no fue la educación, con el sentido de Confucio, el punto principal de inflexión social, sino que fue el "medio" -instrumentado a través de castigos- la herramienta necesaria de gobierno. Esta fue la corriente de pensamiento que predominó en China a partir del período Han, si bien se inició con anterioridad, madurando hasta su total y plena aplicación en la Dinastía T'ang (618-916) (24). Una de las consecuencias de todo ello fue la redacción del llamado Código Penal de la Dinastía mencionada en último término, con su detallada clasificación de los diferentes tipos de torturas conforme sea el tipo y procedimiento penal a realizarse, con todos sus elementos específicamente descriptos y ordenados. En ese cuerpo de leyes se podía leer: "Virtud y moral son lo fundacional del gobierno y educación, mientras que leyes y castigos son las agencias operativas del gobierno. Ambos, lo primero y lo último, son complementos necesarios del otro, tal como son el día y la noche para formar todo un día y la primavera y el otoño para formar todo un año" (25). De esa manera extendían la obligación de preservar las leyes a los gobernados.
Esto, por cierto no contribuyó a la aceptación de las leyes por los últimos, pero sí a su mayor miedo o temor por ellas.


Budismo

Introducido por el emperador Ming Ti (26) se extendió hasta las dinastías posteriores, enriqueciendo al taoísmo y sirviendo para suavizar los efectos de los legalistas. El budismo se inició como una doctrina filosófica pero, al igual que el taoísmo, devino en una religión no deísta. Se orienta hacia la salvación del individuo por su propio accionar, mediante la completa iluminación espiritual que se alcanza con la extinción de la individualidad. Para ello se debe lograr la eliminación de todos los deseos terrenales, lo cual, unido a principios de compasión universal, dejan de lado la violencia y las agresiones entre los distintos seres que pueblan la tierra. A diferencia de las escuelas o pensadores anteriores, se centra en el individuo y sus vinculaciones inmediatas. Por su carácter pacífico logró suavizar tendencias más agresivas establecidas a nivel gubernamental. Por consiguiente, entre las características más destacadas de esta filosofía están: el quietismo, la conciencia que vivimos un Maya, ilusión en esta vida terrenal, la compasión -ya mencionada- y una tendencia fatalista desde el punto de vista occidental. Esto último es posible de superar mediante méritos y la autonegación. Sin embargo los alcances y características de los referidos méritos, en sus aspectos instrumentales no de fondo, habrán de variar según sea la corriente del budismo de que se esté hablando. De este modo, entre las principales se encuentran el Hinayana o pequeño vehículo que se centra en el individuo y el Mahayana o gran vehículo que se proyecta hacia los demás (27).

Dr. Sun Yat Sen
Justamente considerado el Padre de la Patria, fue el que propició, sostuvo y sentó las bases del paso de un sistema de estado monárquico imperial en China a uno de tipo republicano y democrático. Entre sus discursos y escritos se destacan Los Tres Principios del Pueblo, su obra cumbre que -según su visión- sintetiza los principios que hacen a la conceptualización y organización de su país. Estos son: a. Democracia: caracterizada al estilo occidental, poniendo el acento en las libertades individuales. b. Nacionalidad: donde rescata los valores tradicionales del pueblo chino. Una síntesis de esos principios rectores del pueblo chino surge del siguiente párrafo: "En lo que se refiere a la antigua moralidad, el pueblo chino aún no la ha perdido de vista, en primer lugar tenemos la lealtad y la devoción filial, luego la bondad y el amor, a continuación la fidelidad y la justicia y por último la armonía y la paz. Los chinos todavía hablamos de estas antiguas cualidades del carácter. Pero desde que fuimos dominados por razas extranjeras y desde la invasión de la cultura extranjera, nuestro país, que ha extendido su influencia por toda Asia, un grupo intoxicado por la nueva cultura ha empezado a rechazar a la vieja moralidad con la creencia que teniendo una nueva cultura, podemos prescindir de esta última. Esas gentes no comprenden la necesidad de conservar lo bueno de nuestro pasado y deshechar solamente lo malo" (28). c. Bienestar general: toma en cuenta las necesidades de la sociedad del pasado, de su tiempo y se proyecta a su futuro. Ellas son, entre otras, la alimentación, la vestimenta y el trabajo. En lo orgánico gubernamental, si bien sigue lo patrones occidentales, los articula con los propios de su país. Como resultado es el quíntuple sistema de gobierno compuesto por los siguientes poderes: 1. Poder Legislativo: representante del poder popular. 2. Poder Ejecutivo: administrador por excelencia. 3. Poder Judicial: responsable de impartir justicia y, al igual que los anteriores, instrumentado sobre el calco occidental. 4. Poder de Examen: encargado de habilitar a las personas para la función pública y remedo del sistema de exámenes que fue tradicional de China. 5. Poder de Censura: al igual que el anterior, proviene de las más puras tradiciones chinas. El censor fue un funcionario calificado y muy respetado que debía determinar el grado de optimización, corrupción, eficacia y eficiencia del gobierno. Por esta razón muchas veces los censores fueron perseguidos y ejecutados por emperadores u otros altos funcionarios. Estos principios sirvieron de base para todos los textos constitucionales existentes y redactados en el continente entre 1911 y 1946 (29). Al presente sigue vigente en la isla de Formosa. En el continente, muchos de sus conceptos también están presentes pero modificados atento a los principios maoístas allí existentes. No ocurre lo mismo respecto de la forma de estado pues la República Popular de China tiene un sistema de asamblea (30) diferente del típico sistema tripartito occidental.

Mao Tse Tung 31
Su línea de pensamiento estaba más próxima a los principios marxistas-leninistas de la ex Unión Soviética que a los de Europa Occidental. Pero no se quedó en ellos, sino que avanzó hacia postulados propios que dieron lugar a la creación de una corriente filosófico política que, de hecho, lo centraba en el poder. En lo que hace a una estructuración socio- política, la importancia del pueblo y del Partido Comunista -único considerado válido y de real expresión del pensamiento social-, constituían el centro más importante y, por ende, superior a los deseos o necesidades de los individuos en particular. El colectivismo se proyectó a todas las estructuras de la sociedad, dándole una característica
y matiz propios que se articularon en muchos casos con tradiciones subyacentes. La Dictadura del Proletariado tal como la concibieron Marx y Engels fue tan sólo un punto de partida, pues el culto personal lo acercaría más al pasado imperial que al sistema comunista. Si bien nunca se alcanzó el comunismo total prevalecieron las estructuras de tipo totalitario. De allí que en lo gubernamental la Asamblea Nacional fuera, en apariencia, el foco principal, pero en los hechos el Secretario General del Partido era quien centralizaba el poder.

Síntesis conceptual de la normativa en China
En el pensamiento tradicional de China es posible trazar dos corrientes principales, aquellas que jerarquizan los aspectos morales y aquellos que han hecho lo propio respecto de la ley y los castigos. En el primer caso se enfatizan los deberes y, si bien se hace referencia a algunos derechos, no se les adjudica tal valor. Tal es el caso del principio de no interferencia -inicialmente perteneciente al taoísmo- que puede parecer cercano al concepto de "libertad" pero, de hecho, está encuadrado dentro de la estructura gubernamental y no en lo social o humano propiamente dicho. Asimismo, tal concepción atiende más a la solución de una situación fáctica que a recomponer algún tipo de atributo o potestad reconocida en la cabeza del individuo. Dentro de ese orden de ideas, para los confucianos la educación y la benevolencia no se dan o surgen a partir de derechos sino que son instrumentos para la realización de la virtud. Tales deberes se cumplimentan a través de los ritos. Por esa razón si bien existía una normativa ética no alcanzó el estado de legislación. Ello no obsta a la existencia de los castigos para el caso en que tales deberes no se cumplimenten, pero era considerado un último recurso que no siempre se debía aplicar. Diferente situación se planteó en el caso de los legalistas quienes ciertamente contribuyeron al desarrollo del derecho positivo, pero careciendo del sustento moral o ético necesario para que sus leyes fueran incorporadas positivamente por la sociedad. Ello se vincula con el período en que nació y se desarrolló esa escuela, es decir en épocas de caos social y político en que el sistema feudal se estaba desintegrando. Como solución a ese estado de cosas propiciaban la subordinación a todo lo que el gobernante-legislador establecía, teniendo como extremos factibles los premios y los castigos. Es así que la normativa legal instaurada sirvió para el sustento de regímenes despóticos, creando por consiguiente en el individuo un estado de aversión y de temor a esas normas difíciles de revertir. Ellas estaban al servicio del gobernante y no del pueblo. El Dr. Sun Yat Sen trató de revertir esa situación durante los primeros años de la República. Pero ello no pudo darse en forma masiva a pesar de que muchas de sus disposiciones produjeran una verdadera revolución en la sociedad china, como ser la relativa a la prohibición de doblar los pies de las mujeres para impedir su crecimiento o la abolición de la tradición de tener varias esposas y concubinas (32). La difícil problemática interna tampoco ayudó a las intenciones del Padre de la República China; en tal sentido el nefasto accionar de los señores de la guerra se habría de proyectar más adelante en las luchas entre el Kuomintang y los maoístas. A ello se sumaba la delicada situación internacional donde japoneses y occidentales pujaban por obtener mayores tierras y privilegios sobre todo el territorio. En suma, un clima poco propicio para rectificar ciertas pautas de los legalistas. Tanto los seguidores del Kuomintang como los del Partido Comunista Chino se inclinaron por la práctica, ya generalizada, de tener un texto constitucional en el sentido de lo determinado por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (33). Es así en los textos de 1946 (34)
y 1982 (35). Con el definitivo establecimiento de la República Popular de China esa circunstancia no varió en los efectos, si bien los conceptos aplicables fueron diferentes. Al presente, un ejemplo acabado de ello han sido las recientes decisiones judiciales que con un tiempo promedio de juzgamiento no superior a las cuatro horas, condenó a penas mayores de diez años a tres disidentes que abogaban por la democracia y la instauración del Partido Democrático de China (36). Entre las características salientes de tales juicios estuvieron la ausencia de defensa legal para los acusados, excepto en el caso de Qin Yongmin que fue asistido por el defensor oficial y la concentración de etapas en un juicio por demás expeditivo. De hecho, en no más de cuatro horas se hicieron las acusaciones, se analizaron, se prepararon las defensas, se ofreció y realizó la prueba, se presentaron alegatos, se analizó y se dictó sentencia; todo ello con escasa presencia de terceros y nula de la prensa. Lo referido nos permite concluir que en el continente la práctica de los legalistas al servicio del partido o de intereses sectarios continúa presente y la diatriba de los "derechos humanos" se dejan para determinados momentos. Tómese en cuenta el caso anterior; pues durante todo 1998 la actividad de esas personas fue consentida de alguna manera por las autoridades, en tanto culminaban visitas y reconocimientos internacionales. Acabado todo ello se tomaron las medidas indicadas ut supra. Algo similar ocurrió durante los hechos conocidos como la Campaña de las Cien Flores (37), en que se estimuló la crítica al sistema para luego llevar a cabo una sistemática y sangrienta represión a quienes las efectuaron. Se evidencia un doble discurso respecto de la globalización que, de continuar, en el mediano plazo, puede dar lugar a hechos más sangrientos, pues la gente, a mayor conocimiento, mayores exigencias habrá de tener. Recuérdese que precisamente la denominada Revolución Cultural (38) tuvo como fin anular de raíz toda oposición a las reformas que se querían establecer dentro del marco de los principios maoístas. Distinta situación existe en Taiwán, donde los valores de la China tradicional se han preservado más ya sea por su particular posición geopolítica respecto de la Gran Madre China o por decisión interna (39). Allí, después de épocas durísimas y de reacondicionamiento social y económico (40) se inició una apertura conforme a pautas democráticas occidentales a través de la óptica del Dr. Sun Yat-Sen. Es decir, un esquema foráneo pero articulado con las tradiciones y el sentir tradicional.


Conclusiones
De todo lo referido se concluye que existe una falta de articulación entre los pensadores chinos seguidores
de Confucio, Lao Tse o el budismo con las necesidades de los gobernantes, es decir con la práctica real. En este sentido, los enunciados de los legalistas fueron los que se identificaron más con el sentir gubernamental.
Esto no significa que no hayan existido excepciones, pero lo cierto es que la regla general ha sido otra.
Las pautas morales no han servido -en todo tiempo y lugar- de columna vertebral para las leyes.
Estas con el alcance que hemos referido de contemplar los derechos, deberes y garantías de los habitantes.
La monopolización del poder en pocas manos, considerando la población total, ha sido una constante en China.
En tal sentido, mongoles, manchúes o Ching (41) y los mismos integrantes de la jerarquía del Partido Comunista Chino no han sido una excepción. El argumento más contundente para ellos se vincula con la gran cantidad de habitantes existentes. Pero lo cierto es que a través de "miedos" y "castigos" nunca han ejercitado la enseñanza del principio de responsabilidad ciudadana con todas sus consecuencias, pues la educación se ha vinculado más a las necesidades del poder que del individuo. Como bien lo ha destacado Julia Ching (42) en épocas más recientes, el problema se centra en la falta de armonía entre la constitución y las leyes que como consecuencia se dictan. Ello se centra en el pragmatismo propio de los dirigentes que, ahora conocedores
de las exigencias de la globalización, sostienen ese doble discurso ante sus propias dificultades para poder establecer una estructura más democrática. En este sentido Taiwán constituye una excepción donde el proceso de occidentalización ha sido largo dentro de los cánones tradicionales chinos, pero al presente ha podido incorporarse
sin mayores conflictos a esta nueva era. Se puede argumentar que la menor cantidad de habitantes hizo eso posible, pero también no es menos cierto que existió una intencionalidad política en tal sentido (43).


Referencias
1. Cf. Clarín. Buenos Aires, 22 dic. 1998, p. 6.
2. En este sentido nos remitimos a los elementos imprescindibles del sistema de las democracias constitucionales que fue establecido en lo formal por el artículo 16 de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, que establece que ningún texto puede llamarse constitución si lo dogmático y lo orgánico no están perfectamente delimitados. Por supuesto que al presente dejamos sentados que entre los derechos se encuentran, muy especialmente, los derechos humanos.
3. Para todos los capítulos relativos a Lao-Tse véase: Samuel Wolpin. Lao Tse y su tratado sobre la Virtud del Tao. Buenos Aires: Kier, 1980, capítulo 42.
4. Ibid., capítulo 2.
5. Ibid., capítulo 29.
6. Ibid. capítulo 57.
7. "El TAO no actúa, sin embargo, nada queda sin hacer. Si los gobernantes tomaran este ejemplo, todas las cosas se transformarían por sí mismas, retornando a la simplicidad de lo innominado". "Donde no hay formas no hay deseo; sin deseos existe el reposo, en el reposo, el Universo encuentra su armonía", ibid, capítulo 37. 8. Para todas las notas referidas a la obra de Confucio, ver la obra de Confucio Tratados morales y políticos. Madrid: Edit. Iberia, 1971; para la presente nota es el Chang-Lun, 1era. parte, libro 4to., cap. 1, p. 93.
9. Ibid., Ta-Hio, 1ª parte, página 8.
10. Ibid., Ta Hio o el gran estudio, 2ª parte, capítulo 9, p. 18-19.
11. Ver esquema anterior.
12. Para todos los párrafos referidos a Mencio cf. Kung-chuan Hsiao. A history of Chinese political thought. Princeton University Press, 1980, v.1. Para el presente, Shang-Shuo. Documentos de Hsia Wutzu chuh, p. 152, nota 25, Kuin Chuan.
13. Cf. ibid., Kun-sun Ch'ou, parte I, p. 153.
14. "Aquellos que trabajan con sus mentes gobiernan a los otros; aquellos que trabajan con su fuerza son gobernados por otros", ibid., Mencio, III/i/4/6. Y "si no hay hombres superiores, no habría nadie que gobierne a los hombres rudos. Si no hombres rudos, no habría nadie que proveyera al sostén de los hombres superiores", Ibid, Mencio contesta a Pi-Chan, p. 161, nota 47.
15. Ibid., Chin Hsin; part 2, p. 156.
16. Para todos los párrafos referidos a Hsün Tzu ver Kung-chuan Hsiao, op. cit.; para el presente Ibid., Hsing-O, capítulo 23, p. 184.
17. Ibid., Hsing O, capítulo 19, p. 184.
18. Ibid., Jun Yu, capítulo 10, p. 187.
19. Ibid., Ta Lueh, capítulo 27, p. 191.
20. Para todas las citas referidas a los legalistas (que no se especifique otra diferente) ver Kung-chuan Hsiao, op. cit.; para la presente, Ibid., Fun Yu Lan; de Y. Fung, p. 162.
21. Ibid., Han Fai Tzu, IW. Liao, p. 269.
22. Párrafo perteneciente a Lord de Shang citado por Jan J. L. Duyvendark en The book of Lord of Shang. Chicago: University of Chicago Press, 1928, p. 778-779. 23. Han Fei-Tzu, de la Edición Sibu beiyao,2;5b; de la versión inglesa de Burton Watson, Han Fei Tzu. Basci writings, p. 28, 1964
24. Ver esquema ut supra.
25. Pertenece al Código T'ang 54, de la traducción realizada por W. Johnson, 1979, v.1, capítulo 1, versículo 11ª, en ibid.
26. Emperador de la tardía dinastía Han (25-220).
27. Por su carácter exteriorizador, El Mahayana es el que más se acerca a la religión Católica, lo que constituye el punto de partida para explicar su difusión en Oriente.
28. Para todas las citas respecto del Dr. Sun Yat Sen ver su obra Los tres principios del pueblo; para la presente cita Ibid., p. 43. A su criterio "los principios de dominar la mente, hacer que el propósito sea sincero, cultivar la virtud personal, dirigir la familia, pertenecen naturalmente al ámbito de la moral, por más que hoy parezca más oportuno tratarlos como una cuestión de conocimiento", Ibid., p. 48.
29. Cf. Sun Yat-sen. Los tres principios del pueblo. Taiwán: China Publishing Company, 1985, p. 43.
30. El sistema de asamblea es el existente el en la ex Unión Soviética, donde los principios de tipo marxista-leninista abogaban por el gobierno del pueblo en su conjunto.
31. Sobre el período en que vivió véase entre otros: Lucien Bianco. Asia contemporánea. México: Siglo XXI, 1995, capítulo 10. Respecto de Mao Tse Tung, véase entre otros: Jürgen Domes. Peng Te-huai: the man and the image. Stanford: Stanford University Press, 1985; R. MacFarquhar. "The great leap forward". En: The origins of the cultural revolution. New York: Columbia University Press, 1983, v. 2; C. P. Fitzgerald. Mao Tse-tung and China. USA: Penguin, 1977.
32. Sun Yat-sen, op. cit.
33. Sigue el modelo de los conceptos y del quíntuple sistema establecidos por el Dr. Sun Yat-sen en los Tres principios del pueblo y otras obras similares.
34. Este texto constitucional está enmarcado dentro de los sistemas de asamblea, similar a los de la ex Unión Soviética y que tiene su antecedente en la Comuna de París de 1848, véase a Karl Loewenstein. Teoría de la constitución. 2a. ed. Barcelona: Ariel, 1970, p. 97 y siguientes.
35. Para todas las citas referidas a este problema ver Alvaro Sierra. "China envía a la cárcel a más disidentes". En: La Nación (23 dic. 1998), p. 6. Los nombres de los disidentes son: Xu Wenli, de 55 años, Qin Yongmin, de 44 años y Wang Youcal, de 32 años.
36. Para este tema ver entre otros, John King Fairbank. China: a new history. Cambridge, USA: Belknap Press,1994, p. 364-365, Ian Derbyshire. Politics in China: from Mao to post-Deng era. Edinburgh: Chambers, 1991, p. 19 y siguientes.
37. Fairbank, John King, ibid., p. 383 y siguientes.
38. Entre otros ver Ray Huang. China, a macro history. Armonk, N.Y.: M. E. Sharpe, 1992, p. 260-266.
39. En 1949 casi dos millones de personas venidas desde el continente se sumaron a los habitantes de la isla provocando un sinfín de problemas y nuevas necesidades.
40. Para poder desarrollarse fue necesario el cambio total de las estructuras económicas previas, en tal sentido ver la obra de Shirley Kuo, una de las artífices de las reformas económicas en Taiwán, quien ocupó entre otros cargos el de presidente del Consejo para el Planeamiento y Desarrollo Económico desde 1977 hasta 1979 y desde 1990 al presente; también fue ministro de finanzas entre 1988 y 1990. Estuvo al frente del Banco Central de China entre 1979 y 1988. Escribió varios libros sobre economía, por ejemplo: Growth with equity: the Taiwan case, conjuntamente con John C. H. Fei y Gustav Ranis (Oxford University Press, 1979). También está Chen Cheng. La reforma agraria en Taiwán. Taiwán: Compañía de Publicaciones Kwang Hwa, 1964.
41. Ver el esquema histórico de la primera parte.
42. Cf. Julia Ching. "Philosophy, law and human rights in China". En: Far Asian Review, vol. 1 (Mar. 1997), p. 16.
43. Si bien la situación externa fue importante, la toma de decisión partió de lo interno.

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