Revista
del CEID
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Volumen
1, nº 1 Mayo
de 1999
- p. 65-75
Ritos,
normas y leyes en China
Susana
Vittadini Andrés
Resumen
Con la expansión de la globalización el conocimiento de las
singularidades sociales, políticas y jurídicas de cada comunidad
constituye un paso imprescindible para incorporar sus beneficios
de la totalidad. Por ende, el objeto del presente es determinar
las características y tendencias filosófico-legales de China
en su pasado y presente a los fines de su inserción en un sistema
legal globalizado como el actual. Para ello, se auna lo político
y lo jurídico con sus pautas filosóficas y sociales, previa
delimitación terminológica de conceptos. Los principios tradicionalmente
aceptados por la sociedad china constituyen el punto de partida
necesario para comprender la presente posición al respecto,
tanto en el continente como en Taiwán, dos realidades con un
mismo pasado. Palabras claves Globalización; Ritos; Normas;
Leyes; Filosofía; Doctrina del "wu wei"; Democracia; Tradiciones;
China; Taiwán.
Introducción
En una época en que la globalización
se ha expandido a todos los ámbitos del planeta, sea ello deseado
o no por sus habitantes, se hace imprescindible entender los
parámetros particulares de cada sociedad. El conocimiento de
las singularidades sociales, políticas y jurídicas de cada comunidad
constituye un paso imprescindible para la incorporación de ella
a los beneficios de la totalidad. Por supuesto, que ello también
conlleva desventajas y problemas, los cuales sólo habrán de
ser solucionables a partir de la toma de conciencia básica de
las diferencias asimilables, modificables o pasibles de ser
sumadas a la globalización en general. Por todo lo referido
ut supra, el caso de China es de particular importancia, dado
que ella cobija a una importante porción de la población mundial.
El hecho que India se considere el país con mayor población,
aproximadamente, a partir, del año 2020 no empequeñecerá la
importancia del otrora Imperio Celeste. Ello está corroborado,
entre otras cosas, por el actual intento de Rusia por formar
algún tipo de unión entre las tres naciones (1).
El objeto de este trabajo es el de determinar las características
y tendencias filosófico legales de China en su pasado y presente
a los fines de su inserción en el sistema de globalización.
Partimos de la base que los parámetros occidentales que hacen
a la democracia son los patrones -al presente- universalmente
aceptados, que por supuesto integran los derechos, los derechos
y las garantías para el ciudadano (2).
Para ello habremos de desarrollar sintéticamente la parte histórico
jurídico para luego pasar, a los postulados principales referidos
ut supra. Luego emitiremos una síntesis conceptual de la misma
con las consideraciones que surgen de las acotaciones previas
para, finalmente, llegar a la actualidad. No es el objeto de
este artículo destacar todas y cada una de las líneas de pensamiento
y análisis, sino tan sólo las que consideramos que son directrices
y útiles. Como cuestión previa debemos dejar establecido que
la terminología del título tiene los siguientes alcances: en
el caso de los ritos se entenderán por tales los actos o procesos
que se llevan a cabo en determinadas circunstancias, cuando
acontecen determinados hechos o cuando se ha estipulado que
los mismos se concreten; siendo que deben estar conectados con
circunstancias sociales y/o políticas; en tanto las normas tienen
una caracterización más general que abarca toda disposición
concerniente a derechos, deberes, garantías, sanciones o explicitaciones
que son de aplicación generalizada. En tanto las leyes son el
conjunto de normas que tienen como correlato una sanción para
el caso en que no se cumplan y abarcan todo tipo de temas, pero
deben emanar de una persona o conjunto de ellas consideradas
como autoridades, resguardando los derechos, los deberes y las
garantías de los habitantes. Es decir, no exenta de una valoración
ética universalmente aceptada.
Parte histórica
Con
el fin de tener una visión global y totalizadora del período
a analizar es importante visualizar las diferentes dinastías
con el detalle de sus principales pensadores, escuelas y posturas
filosóficas vinculadas con el pensamiento legal. No es nuestra
intención realizar un detalle exhaustivo de todo ello, sino
simplemente determinar un hilo directriz para nuestro análisis.
Por consiguiente muchos pensadores habrán de poder ser incluidos
además de los mencionados en el cuadro 1.
Análisis de los principales pensadores y escuelas y de los principios
por ellos sustentados
Lao-Tse
En lo filosófico se orientó dentro de una concepción monista,
sobre la base de la simplicidad y de la vuelta al estado natural,
para alcanzar una mayor identificación con el UNO. Ello es identificable
en lo siguiente: "El tao engendró el UNO; el UNO engendró el
DOS; el DOS engendró el TRES; del TRES nacieron todas las cosas"
(3).
Epocas |
Principales Pensadores |
Xia
antes 1600 A.C. |
|
Shang
1600-1122 a.C. |
|
Chou
de Occidente 1122-771 a.C. |
|
|
Lao-Tse
(601-? a.C. Confucio (551-479 a.C. |
Chou
de Oriente 481-403 a.C. |
|
Período
Estados Guerreros (403 a.C.-221 a.C.) |
HsünTzu
(298-238 a.C.) |
Qin
o Chin (221-206 a.C.) |
Legalistas
Dte. S.III a.C. |
Han
tremprana (202-8 a.C. |
|
Han
tardía (25-220) |
Introducción
del Budismo |
Período
de desunión (220-317) (317-518) |
|
Dinastía
Sui (581-618) |
|
Dinastía
T'ang (618-906) |
|
Northern
Song (960-1126) |
|
Southern
Song (1127-1279) |
|
Dinastía
Yuan (Mongol) (1279-1368) |
|
Dinastía
Ming (1368-1644) |
|
Dinastía
Qing o Ching (1644-1911) |
Sun
Yat Sen (1866-1925) Mao Tse Tung (1893-1976) |
República
de China (1911-1949) |
|
República
Popular de China (desde 1949) |
|
República
de china en Taiwán (desde 1949) |
|
A su criterio el mundo vivencial se desenvuelve
dentro de la alternancia de los opuestos. "Al tener conciencia
de lo bello, se tiene idea de lo feo. Existencia y no existencia
se engendran mutuamente; también lo hacen lo difícil y lo fácil,
lo largo y lo corto, lo alto y lo bajo, el sonido y el silencio"
(4). En ello el justo medio constituye
el punto de equilibrio más perfecto al que puede aspirar el
hombre. Así: "El curso de la naturaleza de las cosas es tal
que unas van al frente, mientras que otras van detrás; unas
son cálidas, mientras que otras son frías; unas débiles, otras
fuertes; unas vencen en la lucha por la vida y otras sucumben".
"El sabio evita los extremos, las extravagancias y la complascencia"
(5). Respecto de las normas sociales
el principio de la vuelta a lo natural se articula con el de
la no interferencia. "El sabio dice: sin interferencia, el pueblo
se transformará; en la paz, la gente se vuelve honrada; sin
hacer nada, todos se enriquecen; sin ambiciones, la vida se
hace más simple" (6). A lo anterior
se agrega la doctrina del "wu wei" (7),
en virtud de la cual todo se puede lograr o alcanzar, pero sin
que exista una real intencionalidad, es decir una actuación
o acciones específicas en ese sentido. Ello se vincula con el
perfecto cumplimiento de todas y cada una de las obligaciones,
dentro de los límites de las órdenes dadas o asumidas, sin excesos
y con la sóla voluntad o intencionalidad de hacer lo que nos
compete. Mas no por ello deja de considerar que existe un orden
social pre-establecido que debemos seguir.
Confucio
Es uno de los pensadores más importantes
de China, junto a Lao Tse. Pero dada su inclinación por lo social
y político ha servido de base para las escuelas subsiguientes,
ya sean como continuadoras o modificadoras de su pensamiento.
A diferencia del anterior se orientó más a restablecer el orden
político y social de su tiempo. Partía de un concepto donde
la naturaleza humana no es ni buena ni mala, por lo tanto perfectible,
en tanto toda persona posee el medio inicial para ello, cual
es la esencia de la virtud; por ello su conducta es rectificable
y educable, a través de éste último concepto. Así: "La virtud
perfecta es la bondad natural que cada hombre posee necesariamente.
Pero los hombres ciegos por sus pasiones, no pueden buscarla.
Siguen la pendiente del vicio, y se persuaden de que la virtud
está lejos de ellos" (8). En lo
relativo al pensamiento político se asienta en dos principios
fundamentales: a) seguir a Chou, en relativo a los ritos y ceremonias
y b) la rectificación de los nombres, lo cual permite el reajuste
de los poderes y de las funciones, dentro de un orden social
estricto de jerarquía de mayor a menor. Lo que es más fácil
de comprender en el siguiente párrafo: "Los antiguos, para hacer
brillar las virtudes naturales en el corazón de todos los hombres
se aplicaban, antes a gobernar bien, cada uno su principado.
Para gobernar bien sus principados, ponían antes en orden sus
familias. Para poner buen orden en sus familias, se esforzaban
antes en la perfección de ellos mismos. Para perfeccionarse
ellos mismos, regulaban antes los sentimientos de su corazón.
Para regular antes los sentimientos de su corazón, hacían su
voluntad perfecta (se adiestraban en amar con sinceridad y en
hacer el bien, en odiar y evitar el mal). Para hacer la voluntad
perfecta, desarrollaban sus conocimientos los más posible. Desarrollaban
los conocimientos investigando la naturaleza de las cosas" (9).
El cumplimiento de esas pautas eran indispensables para un buen
gobernante. Sin embargo, como no siempre ello podía tener lugar
sentó el principio de derrocamiento a los gobernantes pues:
"El gran mandato del Cielo no es fácil de cumplir. Esto quiere
decir que se obtiene el Imperio obteniendo el afecto del pueblo,
y se pierde el Imperio perdiendo la afección del pueblo". "En
el Chu-Kin, U-Van dice a su hermano Kang-chu: 'El emperador
no recibe la dignidad del Cielo para siempre'. Estas palabras
significan que si el príncipe es virtuoso, obtiene la dignidad
del Cielo, si se vuelve malo lo pierde" (10).
Al lado de ellos está el concepto de "jen" que es la perfecta
virtud o benevolencia que debe proyectarse a todo objeto o persona.
Esto último es el componente principal de dos técnicas esenciales
para gobernar: 1. alimentar y enseñar: sin alimento suficiente
poco se puede hacer, de allí que el primero sea el basamento
adecuado para el segundo; 2. la referida al gobierno en sí a
través de dos instrumentos principales: la política y los castigos.
Sin embargo, Confucio no hizo mucho hincapié en los segundos,
dejándolos para situaciones extremas, pues para él la naturaleza
del hombre no es buena ni mala y, en su caso, rectificable mediante
la educación.
Mencio
Continuador de la obra de Confucio,
sin embargo se diferenció de él en más de un aspecto. Ello fue
consecuencia de haber vivido en la última parte del período
de los Estados Guerreros (11).
En efecto, ver todas las consecuencias de la guerra y de los
conflictos lo inclinó más hacia el estudio y análisis de la
situación de los gobernados que de los gobernantes, como ocurrió
en el caso de su predecesor. Por ello consideró que los hombres
eran el basamento indispensable de una nación. "La gente es
la raíz de un país". "Si la raíz está firme, el país está tranquilo"
(12). Con relación a la naturaleza
humana seguía la tendencia de Confucio, pero acentuaba el valor
del individuo en tanto pueblo, pues a su criterio "nunca ha
habido un tiempo cuando los sufrimientos de la gente, debido
a los gobernantes tiránicos, fueron más intensos que en el presente"
(13). Estructuró la teoría de la
mente benevolente, jen hsin, sobre la base anterior, a la que
agregó la del gobernante benevolente, jen cheng. Todo ello dentro
de una conformación social de tipo netamente clasista con jerarquías
(14). Pero de ello no se debe
colegir que en su pensamiento existía un aislamiento social
marcado, por el contrario los que pertenecían a las clases superiores
tenían la obligación de escuchar la opinión de los otros. Esto
marcaba una gran diferencia con Confucio, al darle mayor importancia
al pueblo como parte integrante de un todo, cual es la nación.
"La gente es el más importante elemento de una nación; los espíritus
de la tierra y el grano siguen; el soberano es lo más liviano.
Pero ganar a los campesinos es la forma de ser soberano" (15).
De esta manera también se acerca a Confucio al considerar que
el ejercicio de la función gubernamental no es dada para siempre,
sino que está subordinada al cumplimiento de deberes y obligaciones.
Hsün Tzu
A diferencia del anterior consideró
que la naturaleza humana es mala (16).
A su criterio los seres humanos tienen una tendencia innata
a dejarse llevar por sus deseos, por ello consideró que las
únicas formas de aplacarlos eran los ritos y las justicia. En
consecuencia, ahondó en la temática de la rectificación de los
hombres, único medio a su parecer, de establecer una adecuada
comunicación entre gobernantes y gobernados. Si bien diferencia
los ritos, "li", y la ley, "fa" establece ciertos puntos de
vinculación entre ambos. Caracterizando al primero de ellos
desde dos puntos de vista: 1. significado amplio: abarcando
todas las instituciones y sus regulaciones, con lo que se acercó
al concepto de ley, "fa"; 2. sentido restringido: aludiendo
a todas las formas o actos ceremoniales y todo lo necesario
para su cumplimientación y ejecución. En este sentido es importante
transcribir sus propios pensamientos referido a los orígenes
de los ritos y sus correlato: "¿Cuál es el origen de los ritos?
[Los] hombres nacen con deseos. Cuando ellos no tienen lo que
desean, ellos deben buscar los medios para obtenerlos. Cuando
esa búsqueda carece de normas, medidas y límites distintivos,
entonces ellos tan sólo pueden producir contención. La contención
lleva al desorden, y el desorden al exterminio [de los recursos
naturales]. Los antiguos reyes odiaban ese desorden, por ello
desarrollaron los ritos [li] y la justicia [yi] para mantener
las necesarias diferenciaciones, para [adecuado] alimento de
los deseos de la gente, y para asegurar la provisión de las
cosas que la gente busca" (17).
Como consecuencia de ello, y ante la necesidad de implementar
lo anterior, consideró que la estructura social no es igualitaria.
Pero, ello no significa que no existiera movilidad, o mejor
dicho, posibilidad de alcanzar una plenitud. Por medio de la
enseñanza era posible el mejoramiento personal y ello era una
obligación que debían cumplimentar los gobernantes, lo que determina
la importancia de los mismos, quienes tenían la obligación de
"regular el consumo a través de los ritos y mantener a la gente
en plenitud a través de medidas administrativas" (18).
Pero no porque fueran importantes los gobernantes habrían de
tener poderes ilimitados, por lo cual se inclinó por el regicidio.
Al igual que Confucio y otros, consideró la posibilidad de derrocamiento
de los gobiernos que no cumplieran debidamente con sus obligaciones.
Puesto que: "No es en razón del gobernante que el cielo lo ha
colocado delante de la gente. Por el contrario, es en razón
de la gente que el cielo ha establecido al gobernante" (19).
Del párrafo anterior se desprende la importancia relativa del
gobernante frente a la del pueblo, o conjunto
de habitantes que lo integran. Ello produce una importante inversión
y graduación en el orden que se llegue
a imponer teniendo en cuenta los diferentes grados de importancia
de sus componentes, primero la gente
y luego los funcionarios.
Legalistas
Legalistas Para esta
escuela la naturaleza humana es definitivamente mala; por lo
que abogaba por el "gobierno
de la ley" y no el "gobierno del hombre". Para ello unía los
conceptos de "li" y de "fa". De esa vinculación hacen predominar
a la ley, "fa", jerarquizando a los castigos hasta un nivel
nunca antes establecido. Los consideran como
la mejor forma para la rectificación de las conductas de los
integrantes de la sociedad. La línea de pensamiento
que los llevaba a esa conclusión establecía lo siguiente: "Gobernando
el mundo, uno debe actuar de acuerdo
con la naturaleza humana.
En la naturaleza humana hay sentimientos de gusto y de disgusto,
y por ende recompensas y castigos. Cuando las recompensas y
los castigos son efectivos, interdictos y órdenes pueden ser
establecidos y el camino del gobierno está completo" (20).
Por consiguiente, "dejar de lado las leyes y confiar en el propio
corazón haría imposible, aún para
Yao la rectificación del país" (21).
Este punto de partida los llevó a una diferente estructuración
conceptual del gobierno, pues si bien le otorgaba preeminencia
al hombre, continuaba su tipificación con diferentes conceptos
de los anteriores. Estos eran: 1. "miedo": que se efectivizaba
a través de los castigos; 2. "provecho": que llevaba a una necesidad
de equiparación social, con el fin de evitar que las desigualdades
dieran lugar a mayores deseos o ambiciones.
Sin embargo, esa reglamentación debía llegar a todos y cada
uno de los integrantes del reino, sin diferenciación alguna,
para ser realmente efectivo. De allí que dejaran sentado uno
de sus doctrinarios que: "Lo que quiero decir
por unificación de castigos es que los castigos no deberían
reconocer grados o categorías; desde los ministros
de Estado y generales hasta los grandes oficiales y los campesinos
comunes, quienquiera que no obedezca las órdenes del rey viola
los interdictos del Estado o se rebela contra los estatutos
fijados por el gobernante, debería haber pena
de muerte y no deberían ser perdonados" (22).
Pero ello no era óbice para otorgar mayores poderes a los gobernantes,
con el fin de cumplimentar sus obligaciones adecuadamente. Un
ejemplo de lo que ellos debían lograr está dado por el siguiente
párrafo perteneciente a uno de los principales doctrinarios
de ésta escuela, Han Fei-Tzu, quien dejó sentado esta imagen:
"Permitid a los gobernantes aplicar las leyes y los grandes
tigres temblarán; permitidle aplicar castigos,
y los grandes tigres crecerán dóciles. Si leyes y castigos son
justamente aplicados, entonces los tigres
se transformarán otra vez en seres humanos y [se] revertirán
a su forma real" (23). Esta línea
de pensamiento puede ser considerada como la que concretó la
legalización de la moralidad Confuciana. Pues, para sustentar
los deberes morales de Confucio recurrieron a procedimientos
legales, con el consiguiente castigo ante el posible quebranto
en su realización o efectivización. Ya no fue la educación,
con el sentido de Confucio, el punto principal de inflexión
social, sino que fue el "medio" -instrumentado a través de castigos-
la herramienta necesaria de gobierno. Esta fue la corriente
de pensamiento que predominó en China a partir del período Han,
si bien se inició con anterioridad, madurando hasta su total
y plena aplicación en la Dinastía T'ang (618-916) (24).
Una de las consecuencias de todo ello fue la redacción del llamado
Código Penal de la Dinastía mencionada en último término, con
su detallada clasificación de los diferentes tipos de torturas
conforme sea el tipo y procedimiento penal a realizarse, con
todos sus elementos específicamente descriptos y ordenados.
En ese cuerpo de leyes se podía leer: "Virtud y moral son lo
fundacional del gobierno y educación, mientras que leyes y castigos
son las agencias operativas del gobierno. Ambos, lo primero
y lo último, son complementos necesarios del otro, tal como
son el día y la noche para formar todo un día y la primavera
y el otoño para formar todo un año" (25).
De esa manera extendían la obligación de preservar las leyes
a los gobernados.
Esto, por cierto no contribuyó a la aceptación de las leyes
por los últimos, pero sí a su mayor miedo o temor por ellas.
Budismo
Introducido por el emperador Ming Ti (26)
se extendió hasta las dinastías posteriores, enriqueciendo al
taoísmo y sirviendo para suavizar los efectos de los legalistas.
El budismo se inició como una doctrina filosófica pero, al igual
que el taoísmo, devino en una religión no deísta. Se orienta
hacia la salvación del individuo por su propio accionar, mediante
la completa iluminación espiritual que se alcanza con la extinción
de la individualidad. Para ello se debe lograr la eliminación
de todos los deseos terrenales, lo cual, unido a principios
de compasión universal, dejan de lado la violencia y las agresiones
entre los distintos seres que pueblan la tierra. A diferencia
de las escuelas o pensadores anteriores, se centra en el individuo
y sus vinculaciones inmediatas. Por su carácter pacífico logró
suavizar tendencias más agresivas establecidas a nivel gubernamental.
Por consiguiente, entre las características más destacadas de
esta filosofía están: el quietismo, la conciencia que vivimos
un Maya, ilusión en esta vida terrenal, la compasión -ya mencionada-
y una tendencia fatalista desde el punto de vista occidental.
Esto último es posible de superar mediante méritos y la autonegación.
Sin embargo los alcances y características de los referidos
méritos, en sus aspectos instrumentales no de fondo, habrán
de variar según sea la corriente del budismo de que se esté
hablando. De este modo, entre las principales se encuentran
el Hinayana o pequeño vehículo que se centra en el individuo
y el Mahayana o gran vehículo que se proyecta hacia los demás
(27).
Dr. Sun Yat Sen
Justamente considerado el Padre
de la Patria, fue el que propició, sostuvo y sentó las bases
del paso de un sistema de estado monárquico imperial en China
a uno de tipo republicano y democrático. Entre sus discursos
y escritos se destacan Los Tres Principios del Pueblo, su obra
cumbre que -según su visión- sintetiza los principios que hacen
a la conceptualización y organización de su país. Estos son:
a. Democracia: caracterizada al estilo occidental, poniendo
el acento en las libertades individuales. b. Nacionalidad: donde
rescata los valores tradicionales del pueblo chino. Una síntesis
de esos principios rectores del pueblo chino surge del siguiente
párrafo: "En lo que se refiere a la antigua moralidad, el pueblo
chino aún no la ha perdido de vista, en primer lugar tenemos
la lealtad y la devoción filial, luego la bondad y el amor,
a continuación la fidelidad y la justicia y por último la armonía
y la paz. Los chinos todavía hablamos de estas antiguas cualidades
del carácter. Pero desde que fuimos dominados por razas extranjeras
y desde la invasión de la cultura extranjera, nuestro país,
que ha extendido su influencia por toda Asia, un grupo intoxicado
por la nueva cultura ha empezado a rechazar a la vieja moralidad
con la creencia que teniendo una nueva cultura, podemos prescindir
de esta última. Esas gentes no comprenden la necesidad de conservar
lo bueno de nuestro pasado y deshechar solamente lo malo" (28).
c. Bienestar general: toma en cuenta las necesidades de la sociedad
del pasado, de su tiempo y se proyecta a su futuro. Ellas son,
entre otras, la alimentación, la vestimenta y el trabajo. En
lo orgánico gubernamental, si bien sigue lo patrones occidentales,
los articula con los propios de su país. Como resultado es el
quíntuple sistema de gobierno compuesto por los siguientes poderes:
1. Poder Legislativo: representante del poder popular. 2. Poder
Ejecutivo: administrador por excelencia. 3. Poder Judicial:
responsable de impartir justicia y, al igual que los anteriores,
instrumentado sobre el calco occidental. 4. Poder de Examen:
encargado de habilitar a las personas para la función pública
y remedo del sistema de exámenes que fue tradicional de China.
5. Poder de Censura: al igual que el anterior, proviene de las
más puras tradiciones chinas. El censor fue un funcionario calificado
y muy respetado que debía determinar el grado de optimización,
corrupción, eficacia y eficiencia del gobierno. Por esta razón
muchas veces los censores fueron perseguidos y ejecutados por
emperadores u otros altos funcionarios. Estos principios sirvieron
de base para todos los textos constitucionales existentes y
redactados en el continente entre 1911 y 1946 (29).
Al presente sigue vigente en la isla de Formosa. En el continente,
muchos de sus conceptos también están presentes pero modificados
atento a los principios maoístas allí existentes. No ocurre
lo mismo respecto de la forma de estado pues la República Popular
de China tiene un sistema de asamblea (30)
diferente del típico sistema tripartito occidental.
Mao Tse Tung 31
Su línea de pensamiento estaba
más próxima a los principios marxistas-leninistas de la ex Unión
Soviética que a los de Europa Occidental. Pero no se quedó en
ellos, sino que avanzó hacia postulados propios que dieron lugar
a la creación de una corriente filosófico política que, de hecho,
lo centraba en el poder. En lo que hace a una estructuración
socio- política, la importancia del pueblo y del Partido Comunista
-único considerado válido y de real expresión del pensamiento
social-, constituían el centro más importante y, por ende, superior
a los deseos o necesidades de los individuos en particular.
El colectivismo se proyectó a todas las estructuras de la sociedad,
dándole una característica
y matiz propios que se articularon en muchos casos con tradiciones
subyacentes. La Dictadura del Proletariado tal como la concibieron
Marx y Engels fue tan sólo un punto de partida, pues el culto
personal lo acercaría más al pasado imperial que al sistema
comunista. Si bien nunca se alcanzó el comunismo total prevalecieron
las estructuras de tipo totalitario. De allí que en lo gubernamental
la Asamblea Nacional fuera, en apariencia, el foco principal,
pero en los hechos el Secretario General del Partido era quien
centralizaba el poder.
Síntesis conceptual de la normativa en China
En el
pensamiento tradicional de China es posible trazar dos corrientes
principales, aquellas que jerarquizan los aspectos morales y
aquellos que han hecho lo propio respecto de la ley y los castigos.
En el primer caso se enfatizan los deberes y, si bien se hace
referencia a algunos derechos, no se les adjudica tal valor.
Tal es el caso del principio de no interferencia -inicialmente
perteneciente al taoísmo- que puede parecer cercano al concepto
de "libertad" pero, de hecho, está encuadrado dentro de la estructura
gubernamental y no en lo social o humano propiamente dicho.
Asimismo, tal concepción atiende más a la solución de una situación
fáctica que a recomponer algún tipo de atributo o potestad reconocida
en la cabeza del individuo. Dentro de ese orden de ideas, para
los confucianos la educación y la benevolencia no se dan o surgen
a partir de derechos sino que son instrumentos para la realización
de la virtud. Tales deberes se cumplimentan a través de los
ritos. Por esa razón si bien existía una normativa ética no
alcanzó el estado de legislación. Ello no obsta a la existencia
de los castigos para el caso en que tales deberes no se cumplimenten,
pero era considerado un último recurso que no siempre se debía
aplicar. Diferente situación se planteó en el caso de los legalistas
quienes ciertamente contribuyeron al desarrollo del derecho
positivo, pero careciendo del sustento moral o ético necesario
para que sus leyes fueran incorporadas positivamente por la
sociedad. Ello se vincula con el período en que nació y se desarrolló
esa escuela, es decir en épocas de caos social y político en
que el sistema feudal se estaba desintegrando. Como solución
a ese estado de cosas propiciaban la subordinación a todo lo
que el gobernante-legislador establecía, teniendo como extremos
factibles los premios y los castigos. Es así que la normativa
legal instaurada sirvió para el sustento de regímenes despóticos,
creando por consiguiente en el individuo un estado de aversión
y de temor a esas normas difíciles de revertir. Ellas estaban
al servicio del gobernante y no del pueblo. El Dr. Sun Yat Sen
trató de revertir esa situación durante los primeros años de
la República. Pero ello no pudo darse en forma masiva a pesar
de que muchas de sus disposiciones produjeran una verdadera
revolución en la sociedad china, como ser la relativa a la prohibición
de doblar los pies de las mujeres para impedir su crecimiento
o la abolición de la tradición de tener varias esposas y concubinas
(32). La difícil problemática
interna tampoco ayudó a las intenciones del Padre de la República
China; en tal sentido el nefasto accionar de los señores de
la guerra se habría de proyectar más adelante en las luchas
entre el Kuomintang y los maoístas. A ello se sumaba la delicada
situación internacional donde japoneses y occidentales pujaban
por obtener mayores tierras y privilegios sobre todo el territorio.
En suma, un clima poco propicio para rectificar ciertas pautas
de los legalistas. Tanto los seguidores del Kuomintang como
los del Partido Comunista Chino se inclinaron por la práctica,
ya generalizada, de tener un texto constitucional en el sentido
de lo determinado por la Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano (33). Es así en
los textos de 1946 (34)
y 1982 (35). Con el definitivo
establecimiento de la República Popular de China esa circunstancia
no varió en los efectos, si bien los conceptos aplicables fueron
diferentes. Al presente, un ejemplo acabado de ello han sido
las recientes decisiones judiciales que con un tiempo promedio
de juzgamiento no superior a las cuatro horas, condenó a penas
mayores de diez años a tres disidentes que abogaban por la democracia
y la instauración del Partido Democrático de China (36).
Entre las características salientes de tales juicios estuvieron
la ausencia de defensa legal para los acusados, excepto en el
caso de Qin Yongmin que fue asistido por el defensor oficial
y la concentración de etapas en un juicio por demás expeditivo.
De hecho, en no más de cuatro horas se hicieron las acusaciones,
se analizaron, se prepararon las defensas, se ofreció y realizó
la prueba, se presentaron alegatos, se analizó y se dictó sentencia;
todo ello con escasa presencia de terceros y nula de la prensa.
Lo referido nos permite concluir que en el continente la práctica
de los legalistas al servicio del partido o de intereses sectarios
continúa presente y la diatriba de los "derechos humanos" se
dejan para determinados momentos. Tómese en cuenta el caso anterior;
pues durante todo 1998 la actividad de esas personas fue consentida
de alguna manera por las autoridades, en tanto culminaban visitas
y reconocimientos internacionales. Acabado todo ello se tomaron
las medidas indicadas ut supra. Algo similar ocurrió durante
los hechos conocidos como la Campaña de las Cien Flores (37),
en que se estimuló la crítica al sistema para luego llevar a
cabo una sistemática y sangrienta represión a quienes las efectuaron.
Se evidencia un doble discurso respecto de la globalización
que, de continuar, en el mediano plazo, puede dar lugar a hechos
más sangrientos, pues la gente, a mayor conocimiento, mayores
exigencias habrá de tener. Recuérdese que precisamente la denominada
Revolución Cultural (38) tuvo como
fin anular de raíz toda oposición a las reformas que se querían
establecer dentro del marco de los principios maoístas. Distinta
situación existe en Taiwán, donde los valores de la China tradicional
se han preservado más ya sea por su particular posición geopolítica
respecto de la Gran Madre China o por decisión interna (39).
Allí, después de épocas durísimas y de reacondicionamiento social
y económico (40) se inició una
apertura conforme a pautas democráticas occidentales a través
de la óptica del Dr. Sun Yat-Sen. Es decir, un esquema foráneo
pero articulado con las tradiciones y el sentir tradicional.
Conclusiones
De todo lo referido
se concluye que existe una falta de articulación entre los pensadores
chinos seguidores
de Confucio, Lao Tse o el budismo con las necesidades de los
gobernantes, es decir con la práctica real. En este sentido,
los enunciados de los legalistas fueron los que se identificaron
más con el sentir gubernamental.
Esto no significa que no hayan existido excepciones, pero lo
cierto es que la regla general ha sido otra.
Las pautas morales no han servido -en todo tiempo y lugar- de
columna vertebral para las leyes.
Estas con el alcance que hemos referido de contemplar los derechos,
deberes y garantías de los habitantes.
La monopolización del poder en pocas manos, considerando la
población total, ha sido una constante en China.
En tal sentido, mongoles, manchúes o Ching (41)
y los mismos integrantes de la jerarquía del Partido Comunista
Chino no han sido una excepción. El argumento más contundente
para ellos se vincula con la gran cantidad de habitantes existentes.
Pero lo cierto es que a través de "miedos" y "castigos" nunca
han ejercitado la enseñanza del principio de responsabilidad
ciudadana con todas sus consecuencias, pues la educación se
ha vinculado más a las necesidades del poder que del individuo.
Como bien lo ha destacado Julia Ching (42)
en épocas más recientes, el problema se centra en la falta de
armonía entre la constitución y las leyes que como consecuencia
se dictan. Ello se centra en el pragmatismo propio de los dirigentes
que, ahora conocedores
de las exigencias de la globalización, sostienen ese doble discurso
ante sus propias dificultades para poder establecer una estructura
más democrática. En este sentido Taiwán constituye una excepción
donde el proceso de occidentalización ha sido largo dentro de
los cánones tradicionales chinos, pero al presente ha podido
incorporarse
sin mayores conflictos a esta nueva era. Se puede argumentar
que la menor cantidad de habitantes hizo eso posible, pero también
no es menos cierto que existió una intencionalidad política
en tal sentido (43).
Referencias
1. Cf. Clarín.
Buenos Aires, 22 dic. 1998, p. 6.
2. En este sentido nos remitimos a los elementos imprescindibles
del sistema de las democracias constitucionales que fue establecido
en lo formal por el artículo 16 de la Declaración de los derechos
del hombre y del ciudadano, que establece que ningún texto puede
llamarse constitución si lo dogmático y lo orgánico no están
perfectamente delimitados. Por supuesto que al presente dejamos
sentados que entre los derechos se encuentran, muy especialmente,
los derechos humanos.
3. Para todos los capítulos relativos a Lao-Tse véase:
Samuel Wolpin. Lao Tse y su tratado sobre la Virtud del Tao.
Buenos Aires: Kier, 1980, capítulo 42.
4. Ibid., capítulo 2.
5. Ibid., capítulo 29.
6. Ibid. capítulo 57.
7. "El TAO no actúa, sin embargo, nada queda sin hacer.
Si los gobernantes tomaran este ejemplo, todas las cosas se
transformarían por sí mismas, retornando a la simplicidad de
lo innominado". "Donde no hay formas no hay deseo; sin deseos
existe el reposo, en el reposo, el Universo encuentra su armonía",
ibid, capítulo 37. 8. Para todas las notas referidas
a la obra de Confucio, ver la obra de Confucio Tratados morales
y políticos. Madrid: Edit. Iberia, 1971; para la presente nota
es el Chang-Lun, 1era. parte, libro 4to., cap. 1, p. 93.
9. Ibid., Ta-Hio, 1ª parte, página 8.
10. Ibid., Ta Hio o el gran estudio, 2ª parte, capítulo
9, p. 18-19.
11. Ver esquema anterior.
12. Para todos los párrafos referidos a Mencio cf. Kung-chuan
Hsiao. A history of Chinese political thought. Princeton University
Press, 1980, v.1. Para el presente, Shang-Shuo. Documentos de
Hsia Wutzu chuh, p. 152, nota 25, Kuin Chuan.
13. Cf. ibid., Kun-sun Ch'ou, parte I, p. 153.
14. "Aquellos que trabajan con sus mentes gobiernan a
los otros; aquellos que trabajan con su fuerza son gobernados
por otros", ibid., Mencio, III/i/4/6. Y "si no hay hombres superiores,
no habría nadie que gobierne a los hombres rudos. Si no hombres
rudos, no habría nadie que proveyera al sostén de los hombres
superiores", Ibid, Mencio contesta a Pi-Chan, p. 161, nota 47.
15. Ibid., Chin Hsin; part 2, p. 156.
16. Para todos los párrafos referidos a Hsün Tzu ver
Kung-chuan Hsiao, op. cit.; para el presente Ibid., Hsing-O,
capítulo 23, p. 184.
17. Ibid., Hsing O, capítulo 19, p. 184.
18. Ibid., Jun Yu, capítulo 10, p. 187.
19. Ibid., Ta Lueh, capítulo 27, p. 191.
20. Para todas las citas referidas a los legalistas (que
no se especifique otra diferente) ver Kung-chuan Hsiao, op.
cit.; para la presente, Ibid., Fun Yu Lan; de Y. Fung, p. 162.
21. Ibid., Han Fai Tzu, IW. Liao, p. 269.
22. Párrafo perteneciente a Lord de Shang citado por
Jan J. L. Duyvendark en The book of Lord of Shang. Chicago:
University of Chicago Press, 1928, p. 778-779. 23. Han
Fei-Tzu, de la Edición Sibu beiyao,2;5b; de la versión inglesa
de Burton Watson, Han Fei Tzu. Basci writings, p. 28, 1964
24. Ver esquema ut supra.
25. Pertenece al Código T'ang 54, de la traducción realizada
por W. Johnson, 1979, v.1, capítulo 1, versículo 11ª, en ibid.
26. Emperador de la tardía dinastía Han (25-220).
27. Por su carácter exteriorizador, El Mahayana es el
que más se acerca a la religión Católica, lo que constituye
el punto de partida para explicar su difusión en Oriente.
28. Para todas las citas respecto del Dr. Sun Yat Sen
ver su obra Los tres principios del pueblo; para la presente
cita Ibid., p. 43. A su criterio "los principios de dominar
la mente, hacer que el propósito sea sincero, cultivar la virtud
personal, dirigir la familia, pertenecen naturalmente al ámbito
de la moral, por más que hoy parezca más oportuno tratarlos
como una cuestión de conocimiento", Ibid., p. 48.
29. Cf. Sun Yat-sen. Los tres principios del pueblo.
Taiwán: China Publishing Company, 1985, p. 43.
30. El sistema de asamblea es el existente el en la ex
Unión Soviética, donde los principios de tipo marxista-leninista
abogaban por el gobierno del pueblo en su conjunto.
31. Sobre el período en que vivió véase entre otros:
Lucien Bianco. Asia contemporánea. México: Siglo XXI, 1995,
capítulo 10. Respecto de Mao Tse Tung, véase entre otros: Jürgen
Domes. Peng Te-huai: the man and the image. Stanford: Stanford
University Press, 1985; R. MacFarquhar. "The great leap forward".
En: The origins of the cultural revolution. New York: Columbia
University Press, 1983, v. 2; C. P. Fitzgerald. Mao Tse-tung
and China. USA: Penguin, 1977.
32. Sun Yat-sen, op. cit.
33. Sigue el modelo de los conceptos y del quíntuple
sistema establecidos por el Dr. Sun Yat-sen en los Tres principios
del pueblo y otras obras similares.
34. Este texto constitucional está enmarcado dentro de
los sistemas de asamblea, similar a los de la ex Unión Soviética
y que tiene su antecedente en la Comuna de París de 1848, véase
a Karl Loewenstein. Teoría de la constitución. 2a. ed. Barcelona:
Ariel, 1970, p. 97 y siguientes.
35. Para todas las citas referidas a este problema ver
Alvaro Sierra. "China envía a la cárcel a más disidentes". En:
La Nación (23 dic. 1998), p. 6. Los nombres de los disidentes
son: Xu Wenli, de 55 años, Qin Yongmin, de 44 años y Wang Youcal,
de 32 años.
36. Para este tema ver entre otros, John King Fairbank.
China: a new history. Cambridge, USA: Belknap Press,1994, p.
364-365, Ian Derbyshire. Politics in China: from Mao to post-Deng
era. Edinburgh: Chambers, 1991, p. 19 y siguientes.
37. Fairbank, John King, ibid., p. 383 y siguientes.
38. Entre otros ver Ray Huang. China, a macro history.
Armonk, N.Y.: M. E. Sharpe, 1992, p. 260-266.
39. En 1949 casi dos millones de personas venidas desde
el continente se sumaron a los habitantes de la isla provocando
un sinfín de problemas y nuevas necesidades.
40. Para poder desarrollarse fue necesario el cambio
total de las estructuras económicas previas, en tal sentido
ver la obra de Shirley Kuo, una de las artífices de las reformas
económicas en Taiwán, quien ocupó entre otros cargos el de presidente
del Consejo para el Planeamiento y Desarrollo Económico desde
1977 hasta 1979 y desde 1990 al presente; también fue ministro
de finanzas entre 1988 y 1990. Estuvo al frente del Banco Central
de China entre 1979 y 1988. Escribió varios libros sobre economía,
por ejemplo: Growth with equity: the Taiwan case, conjuntamente
con John C. H. Fei y Gustav Ranis (Oxford University Press,
1979). También está Chen Cheng. La reforma agraria en Taiwán.
Taiwán: Compañía de Publicaciones Kwang Hwa, 1964.
41. Ver el esquema histórico de la primera parte.
42. Cf. Julia Ching. "Philosophy, law and human rights
in China". En: Far Asian Review, vol. 1 (Mar. 1997), p. 16.
43. Si bien la situación externa fue importante, la toma
de decisión partió de lo interno.
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